Fallo contra el aborto en EE. UU.: “Es una cuestión de salud pública integral, mental y de derechos civiles”, aseguran

La Corte Suprema federal anuló el derecho constitucional al procedimiento y cada estado tendrá autoridad al momento de regular la práctica.

El pasado viernes 24, la Corte Suprema federal de Estados Unidos anuló el fallo del histórico caso “Roe versus Wade” que garantizaba, desde 1973, el derecho constitucional al aborto durante el primer trimestre de embarazo. Como consecuencia, cada estado del país norteamericano tendrá autoridad al momento de regular de manera más estricta la práctica o, incluso, de prohibir el procedimiento por completo.

Las repercusiones del fallo tuvieron lugar en Estados Unidos y en todo el mundo por parte de, en su inmensa mayoría, manifestantes que repudiaron la medida. En Argentina, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito convocó a un “pañuelazo verde” frente a la Embajada de Estados Unidos, en el barrio porteño de Palermo, donde se expresó que “la Corte estadounidense atenta, con esta resolución, contra los principios de libertad y de igualdad, en especial para las personas más vulneradas, como las migrantes racializadas y del colectivo LGTBQ+”.

En este contexto, Antonella D’Alessio, cofundadora de la asociación civil Red de Psicólogxs Feministas, aseguró en comunicación con El1 Digital que la medida “habla de cómo los poderes supremos del norte global suponen que pueden libremente gobernar ´sobre´ y ´con´, pero nunca ´para´ nosotros y nuestros cuerpos”. Asimismo, recordó que ya ha sido demostrado “una y otra vez” que “el peligro de los abortos clandestinos es que sean poco seguros y que no se garanticen”.

“Es una cuestión de salud pública integral, mental y de derechos civiles. Los abortos no van a dejar de ocurrir, pero no todas las personas gestantes podrán acceder a ellos, porque hay identidades fluidas que, también, entran en la categoría de personas a las que les afecta esta decisión. Lo que ocurre es que legislan pensando como si fuéramos algo que tienen que ordenar, sin escuchar nunca las voces de las personas que estamos reclamando en todo el mundo y ganando espacios”, aseveró.

Origen histórico

Para D’Alessio, la decisión de la Corte Suprema estadounidense puede analizarse con una lectura de “backlash histórico”, ocurrido a partir del momento en que las mujeres y disidencias “empezamos a tener, visiblemente, un lugar más importante en la agenda pública y legislativa de muchísimos gobiernos y espacios en sindicatos, gremios, universidades, escuelas y hospitales”.

“Allí es donde se sigue dando la lucha por los derechos y, que ocurran vulneraciones históricas de los mismos, demuestra que el útero siempre fue un lugar a gobernar. Siempre estamos esperando que no se de vuelta todo lo que logramos, que no se tire abajo lo que venimos luchando hace siglos y décadas, más o menos visiblemente”, destacó.

Tradición y derechos

D’Alessio se refirió a los grupos autodenominados como “pro vida” y comentó que, junto con los poderes de la Corte Suprema, “muestran que hay vidas que, claramente, no les importan”. “Sostienen una cuestión tan falaz, irónica y siniestra que, en realidad, es una ilusión. Hay una sacralización de la maternidad, como si fura un destino religioso, moral, impuesto sobre nuestros cuerpos, pero esas vidas a las que se refieren, una vez que llegan al mundo, no luchan por ellas y no reclaman por políticas de Estado de salud integral y cuidados”, planteó.

Según precisó la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se realizan más de 25 millones de abortos inseguros en el mundo y mueren hasta 37.000 mujeres. Ante el anuncio del fallo, también informó que la atención del aborto seguro “es esencial para proteger la salud de las mujeres y las niñas en todo el mundo”.

Por otra parte, D’Alessio se refirió a una de las justificaciones del fallo, que sostiene que “no se puede considerar al aborto porque no está profundamente arraigado en la historia de la tradición de la Nación” y determinó que, en realidad, “alrededor de la práctica siempre hubo silencio y estuvo criminalizado” pero que, además, la “hegemonía claramente está del lado de la masculinidad que ha sabido ser dueña del mundo”.

“Hoy, decimos que tener autonomía y agencia sobre la propia vida y planificación familiar es salud mental, mientras que lo contrario es forzar embarazos, maternidades o paternidades. La llegada al mundo de personas que no están incluidas en los cálculos de quienes están gestando, es tortura, y no debería nadie nunca tener que pasar por eso”, concluyó la psicóloga.