El día que Juan Manuel de Rosas llegó a La Matanza, 200 años después

El 20 de abril de 1822, el entonces estanciero y militar llegó a estas tierras y compró una estancia a José María del Pino, quien fuera el segundo hijo del virrey.

La estancia en cuestión, que en ese momento se llamaba San Martín, se encuentra a la altura del km. 40,200 de la Ruta Nacional N° 3. Este edificio típico de arquitectura rural, que data de finales del siglo XVIII, fue declarado Monumento Histórico Nacional el 21 de mayo de 1942 a través del decreto 120.411/42, por su edificación y por lo que representa históricamente debido a haber pertenecido durante tres décadas al Restaurador de las Leyes.

 “En ese momento, Juan Manuel de Rosas ya era un estanciero importante y, si bien nunca tuvo un papel destacado como tal, también era militar; en ese momento era un terrateniente que se dedicaba al negocio de los saladeros y aun no había llegado a la cúspide de su poder, pero, junto con sus socios Terrero y Juan Dorrego, hermano de Manuel, compraba tierras y se dedicaba a la cría de ganados. Convengamos en que había un ambiente propicio para que eso sucediera, porque el Gobierno de ese entonces había otorgado diez millones de hectáreas para repartirse entre poca gente”, indicó Leonardo Racedo, médico veterinario, historiador aficionado e integrante del Centro de Estudios Históricos de La Matanza (CEHLAM), en comunicación con El1 Digital.

En ese contexto, esa sociedad, que ya estaba fuertemente conformada, contaba con dinero “porque sus orígenes ya eran de cuna”. “Recordemos que los Ortiz de Rosas eran hacendados desde hacía muchos años y que su abuelo ya tenía saladeros cerca de la desembocadura del río Salado; además, estaba casado con una Ezcurra -más allá de que había renunciado a muchas de sus herencias y decidió hacer su propia fortuna- y, seguramente, contactos no le faltaban”, explicó.

La estancia San Martín

Racedo reveló que la hacienda adquirida por Rosas no era propiedad del virrey del Pino, sino que perteneció a uno de sus hijos, José María. “Hay una creencia errónea, porque muchos aseguran que esa casa había pertenecido al virrey, pero en realidad era de su segundo hijo”, comentó. Asimismo, sostuvo que, en los papeles que declaran que la finca es un monumento histórico, erradamente se cita como “la casa del virrey”.

Por otra parte, se entiende que la propiedad tenga un gran peso histórico puesto que, según palabras de Racedo, “Rosas pasó momentos muy importantes de su vida en esa estancia junto a su familia”. Uno de esos instantes fue la asunción a la primera Gobernación, en 1829, y su posterior renuncia, en 1832. Otro hecho histórico que ocurrió en la estancia San Martín fue la firma del pacto con Lavalle después de la batalla de Puente Márquez. “También lo iba a visitar muy seguido Facundo Quiroga, entre otras personalidades de la época”, detalló.

En cuanto al interrogante acerca de los beneficios para La Matanza por el paso de Rosas por estas tierras, Racedo fue muy específico: “Primero, hay que explicar que en ese momento el Distrito no era geográficamente lo que es hoy. Por ejemplo, abarcaba Cañuelas y, del lado de Capital, inclusive llegaba hasta lo que hoy es el barrio de Flores”. “En ese momento, la Ruta Nacional N° 3 era la entrada y salida de contingentes militares que iban a la frontera y, así como hubo momentos de guerra con los indios, también hubo momentos de paz, con el intercambio comercial que se daba entre indios y criollos; entendamos que, de la frontera hasta el río Salado, el resto para el sur eran todas tierras de pueblos originarios”, amplió.

Si bien Rosas fue un personaje de la política y de la historia muy controversial, que despertó pasiones y odios por igual, la propiedad que adquirió en suelo matancero hace ya 200 años hoy sigue en pie y se convirtió en el Museo Histórico Municipal Brigadier General don Juan Manuel de Rosas, en homenaje y recuerdo a su legado en el, hoy, partido más populoso del Conurbano bonaerense.