Doce años de papado de Francisco: el día que Jorge Bergoglio se hizo global

Francisco celebra un nuevo aniversario como sucesor de Pedro desde el hospital Gemelli donde se recupera de una enfermedad respiratoria grave. Criticado y elogiado, Francisco es uno de los líderes mundiales de mayor predicamento.

Por Daniel Artola

“Habemus Papam”, la frase dicha por el cardenal francés Jean-Louis Tauran atravesó el mundo entero. Sin embargo, impactó de manera especial en Argentina, mientras no pocos trataban de descifrar el nombre del sucesor de Pedro dicho en latín. Finalmente, el ungido Papa por el voto del cónclave cardenalicio fue Jorge Mario Bergoglio, el cura de Flores. Era el 13 de marzo de 2013.

Hoy se cumplen doce años del suceso que implicó un cambio en la Iglesia, tras a la abdicación del alemán Benedicto XVI. En aquel momento se unieron dos hechos históricos. El primero, la consagración del primer pontífice hispanoamericano y argentino en el trono de Pedro. El segundo, la convivencia con un Papa emérito. Es que Joseph Aloisius Ratzinger habitó una residencia hasta su muerte, el 31 de diciembre de 2022, a pocos metros de Santa Marta, el hogar de Bergoglio. La convivencia fue con respeto y afecto. Dos mundos se encontraron: el de la doctrina, tan loable, y el acercamiento al mundo que propone Bergoglio.

Un aniversario en plena recuperación

La celebración de este aniversario lo encuentra a Francisco internado en la clínica Gemelli desde el 14 de febrero. Está en una etapa de lenta recuperación, según los partes médicos. En los últimos días, por momentos, las noticias no fueron halagüeñas; se levantaron rezos por su recuperación en distintos lugares del mundo.

Ahora, si bien el cuadro clínico es un poco más alentador, la recuperación será larga y el Papa, de 88 años, deberá modificar su forma de trabajo. Adiós al vértigo que le imprimió a su gestión hasta el año pasado, con viajes larguísimos pese a sus dificultades para movilizarse y las operaciones que lleva a cuestas.

El Papa del fin del mundo

Quizá esta mañana del 13 de marzo de 2025 al despertar en la habitación del hospital, Bergoglio haya rezado por sus doce años en Roma y se haya acordado del joven de Flores, que en un momento de duda debió discernir entre el llamado de Dios y la vida terrenal.

Tal vez se haya acordado de cuando les dijo a sus allegados que se iba al Vaticano, pero que pensaba volver enseguida. O de cuando, ya con los hechos consumados, fue a despedirse del diariero. Ese día le pidió que ya no le mandara más el periódico porque se mudaba. Vaya uno a saber si sospecharía del giro drástico que daría su vida. Los caminos del Señor son imprevisibles... (así lo cree este cronista).

Bergoglio se bautizó Francisco en sintonía con su prédica por los pobres del mundo. También como un llamado por una Iglesia austera “en salida” y con “olor a oveja”. Su idea era invitar a los sacerdotes a mezclarse con el pueblo y dejar los oropeles cortesanos.

En el saludo inicial, al asomarse al balcón ante la multitud de fieles que esperaban ver a su nuevo guía, Francisco habló del “Papa del fin del mundo” para significar que el Vaticano dejada de lado su eurocentrismo y confiaba el futuro a un pastor que vino del sur de América. El contexto no era bueno ya que las recurrentes denuncias de casos de abusos sexuales que involucraban a sacerdotes de distintos lugares del mundo, más una secularización de occidente, habían puesto a la Iglesia en un dilema.

Los cambios que impulsa Francisco

Bergoglio trajo al Vaticano su postulado basado en el diálogo como solución de conflictos, la preocupación por los más humildes y los migrantes, la crítica a la “cultura del descarte” y al sistema capitalista mundial. Temas que ya trabajaba cuando era obispo porteño.

En algunos sectores conservadores las ideas de Francisco, refrendadas en sus encíclicas como “Laudato si”, despertaron rechazos. Se lo acusó de “pobrista”. En tanto, los curas más progresistas tomaron sus banderas, las que consideran una representación de los valores evangélicos dejados de lado por la “burocracia de la curia vaticana”.

Francisco es un Papa político y mediático, afecto a los reportajes y a las fotos con los visitantes que se acercan a Santa Marta, algunos guiados más por la especulación que por la fe. Varias veces se ganó las críticas furibundas por sus gestos y sus dichos, leídos en clave de política criolla. Y también por el manejo de los tiempos para actuar ante conflictos graves que afectan al mundo. 

Criticado y elogiado, Francisco es uno de los líderes mundiales, en tiempo de escasez, reconocidos por distintos sectores y comunidades que profesan otra religión. “Recen por mí”, es el mejor regalo que puede recibir en este aniversario tan particular.