Massa toma la lapicera y busca escribir mensajes de confianza

El desembarco del tigrense en el Ejecutivo generó grandes expectativas. El paquete de medidas anunciadas muestra hiperactividad y, pretenden diferenciarlo de sus antecesores.

El pasado 3 de agosto comenzó una nueva etapa en el Gobierno. La designación de Sergio Massa frente a un Ministerio de Economía con facultades ampliadas, por haber absorbido las carteras de Desarrollo Productivo y Agricultura, es un intento por reactivar la sinergia entre distintas órbitas. Es, también, una búsqueda por superar un problema estructural: una falta de comunicación que se trasladó en pérdida de confianza.

Tanto la pandemia como las consecuencias de la guerra, además de la interna del propio Frente de Todos y un nivel de inflación que no encuentra una explicación acabada si no se introduce a la especulación como variable, se convirtieron en nubes densas que se posaron sobre la Casa Rosada.

La tormenta afectó la botonera. Esa que, ahora, el expresidente de la Cámara de Diputados debe, necesariamente, reparar.

Una de las dificultades que encuentra el flamante ministro es la de articular sus mensajes hacia el mercado externo y el interno (la economía doméstica) en una misma narrativa. Porque no solo es un problema la falta de dólares, la ausencia de una lectura que permita hacer proyecciones también tiene consecuencias. Esto último solo puede repararse con volumen político, y puentes de diálogo con todos los sectores.

Massa tiene herramientas para garantizarlo. Por un lado, cuenta con contactos con el círculo rojo y experiencia en materia previsional, en la dinámica del debate legislativo y, también, cuenta con años de administración municipal. Es decir, es un funcionario que habla múltiples idiomas.

Su misión es traducir las demandas y ponerlas a dialogar con cada tribu del Frente de Todos para que sus decisiones tengan el respaldo que no tuvieron las medidas de Martín Guzmán y Silvina Batakis.

Para el consultor político Raúl Aragón, Massa era la única figura a la que podían abonar los integrantes del FdT, aunque aclaró: “No tanto por el amor, sino más por el espanto”. Pese a esto, la euforia por el cambio se trasladó a una reactivación de los anhelos por el 2023.

Gestos de aprobación

Antes de oficializar el desembarco, la vicepresidenta Cristina Fernández subió a las redes una foto con Massa. Traducido al llano: un mensaje de apoyo en el mundo de la política. Lo mismo sucedió con la imagen del abrazo con el diputado Máximo Kirchner y el saludo, también en redes, de uno de los principales arietes discursivos del kirchnerismo: el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Andrés “Cuervo” Larroque.

Para el diputado nacional y referente de la CCC Juan Carlos Alderete, “el FdT debe empezar un nuevo proceso, y las organizaciones sociales debemos tener un rol muy importante”, añadió en esa dirección.

A su vez, el referente de SOMOS Barrios de Pie José Oscari expresó: “Es bueno que todo compañero o compañera ocupe un lugar, tanto en el Legislativo como en el Ejecutivo, porque somos parte del Frente”. Y subrayó la necesidad de que Sergio Massa “contemple las demandas de la sociedad y las de la economía popular”.

En el medio de los saludos y las bienvenidas, las demandas sobrevuelan desde todas partes. La pregunta es si Massa logrará mantener la (pequeña) luna de miel en un escenario cada vez más amargo para los sectores populares.