Otro Fernando Báez Sosa, pero de La Matanza: la historia de Ezequiel Lamas, el joven asesinado en Miramar

La víctima, oriunda de González Catán, había viajado junto a un grupo de amigos para vacacionar cuando un menor le propinó un brutal golpe en la cabeza en la vía pública. Tras ser trasladado a un hospital, murió producto del ataque.

Ezequiel Lamas tenía 17 años y era de la localidad de González Catán. Apodado “El Pipi”, le encantaba andar en skate y conocer skateparks. En enero de 2019 viajó a Miramar para festejar el cumpleaños de uno de sus amigos, pero la celebración y la alegría se vieron opacadas por el dolor de su pérdida en manos de un asesino. Como a Fernando Báez Sosa, lo mataron a traición en plena vía pública. Un golpe en la cabeza fue suficiente para apagar la vida de un joven lleno de sueños.

Según describió el tío de Lamas, José Coria, en diálogo con El1 Digital, la noche del crimen la víctima había ido a retirar dinero para comprar la cena. En el trayecto, tropezó con una mujer que circulaba con una niña y un hombre. Un rato después, la familia de esta persona los acusó ante efectivos policiales de haber querido agredirlos con un arma blanca.

De acuerdo al relato del familiar, los efectivos los pusieron contra la pared de forma violenta. En el medio de la tensa situación, un desconocido se aproximó y golpeó a Lamas en el rostro. Se desvaneció, intentó recuperarse en un banco, pero cayó al piso. Por el fuerte traumatismo, debió ser internado en el Hospital Interzonal de Agudos Oscar E. Alende. El sábado por la noche, perdió la vida. En su poder, no hallaron ningún arma.

A horas de la muerte del joven y en medio de la angustia y el dolor por la pérdida, Liliana Soria, la madre del joven ultimado, había expresado: “Le arrebataron la vida a una persona inocente. Mi hijo era un chico inteligente, estudioso, que estaba por terminar la secundaria y soñaba con estudiar para chef”, lamentó su madre.

“Estoy shokeada, pero muy fortalecida por las oraciones de toda la gente. Dios me está protegiendo para que ni mi familia ni yo decaigamos. Yo lo perdono al asesino de mi hijo, pero se tiene que arrepentir. Igual que la familia que dijo que tenía un cuchillo. De ahora en más, tienen que pensar bien antes de acusar al prójimo”, afirmó.

En septiembre de 2019, el Juzgado de Responsabilidad Penal N° 2 de Mar del Plata le impuso un año y ocho meses de prisión de ejecución condicional al acusado del ataque por el delito de “Homicidio preterintencional”, es decir que, si bien la persona autora tuvo la voluntad de lesionar o dañar, la muerte se produjo como un resultado no buscado. Además, le indicó que debe tener un domicilio fijo y someterse a controles a través del Programa de Acompañamiento e Inclusión en el Ámbito Comunitarios en Capital Federal.

Otro Fernando

En el marco de un nuevo aniversario por el hecho y en pleno desarrollo del juicio por el homicidio de Fernando Báez Sosa, familiares de Ezequiel pidieron que no se olviden de él. “El asesino de mi primo tampoco está arrepentido y la familia que nos acusó, menos. Quisiera que se acuerden de mi primo Ezequiel Lamas y de que lo mató un pibe de Caballito cuando nos fuimos de viaje a andar en skate”, protestaron familiares del joven asesinado en Miramar.