Inseguridad, la “otra pandemia” que tiene en vilo a los matanceros

Según la estadística elaborada por este medio, los crímenes, los robos en la vía pública, las “entraderas” y los ataques de “motochorros” se incrementaron considerablemente en el Partido en pleno aislamiento social. “Estamos a la buena de Dios”, la queja constante de los vecinos.

“Sin dudas, es la otra pandemia”. De forma tajante y cruda, así definió a la inseguridad un vecino de González Catán que sufrió dos robos en las últimas semanas. Lo cierto es que su frase, por demás alarmante, se replica en decenas de barrios de La Matanza, que, en vilo y aterrados, claman por más seguridad.

Según un nuevo estudio de opinión pública realizado por el Observatorio Social de la Secretaría de Medios y Comunicaciones de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), el 48,7 por ciento de los habitantes del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) considera a la inseguridad como su principal preocupación en este momento.

La intranquilidad que vivencian los matanceros en relación al incremento de los hechos delictivos se plasma en ese casi 50 por ciento de los encuestados que eligieron a la inseguridad como su mayor preocupación, incluso por encima de un virus (COVID-19) que, hasta el momento, no tiene cura. A su vez, el desasosiego vecinal se refleja, también, en los datos elaborados por El1 Digital que dan cuenta de la fuerte suba de los delitos en lo que va del aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO).

De la baja a la fuerte suba
“Parecía que vivíamos en el paraíso y, ahora, nuevamente, ya estamos a la buena de Dios”, dice un vecino de La Tablada entrevistado por este medio. Es que, en las primeras semanas de la cuarentena obligatoria, los números de la inseguridad sufrieron una baja considerable. La falta de blancos (víctimas) en las calles y la mayor presencia de efectivos policiales de diversas fuerzas patrullando los barrios y realizando controles, fueron el combo perfecto que provocó, por primera vez en décadas, una caída de los delitos.

Pero la realidad cambió. La flexibilización del confinamiento y la reapertura de trabajos y actividades, entre otras cuestiones, llevó a que muchísimas personas vuelvan a las calles. Así, a más de 150 días de aislamiento, los hechos delictivos volvieron a decir presente y con más violencia que nunca.

La inseguridad en números
De acuerdo al índice de criminalidad elaborado por El1 Digital, en el período 20 de marzo- 20 de agosto se cometieron 47 homicidios bajo diversas modalidades: robos, ajuste de cuentas y disputas, entre las más importantes.

El crimen de Iván Jara, el chofer de Uber, de 29 años, que fue asesinado de un balazo en la nuca en el marco de un asalto perpetrado en la localidad de Gregorio de Laferrere, es el último asesinato contabilizado en la trágica estadística elaborada por este medio. Por ese hecho, ya hay cinco detenidos a disposición de la Justicia.

Asimismo, en lo que va del ASPO, según se desprende de las cifras, en las calles de La Matanza se cometieron más de un centenar de ataques “motochorros”, “entraderas” y robos en la vía pública.

Ello coincide con lo expresado por el titular de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 12 del Departamento Judicial de La Matanza, Carlos Arribas, quien aseguró que hay un “rebrote de la delincuencia” y especificó que, en la fiscalía en que desempeña su labor, ingresa un promedio semanal que "varía entre 700 y 1.000 causas por diferentes delitos y la mitad de ellos son graves; el resto son averiguación de paraderos o delitos leves”.

En la misma línea, Arribas remarcó que “al principio del aislamiento hubo una baja (del delito), pero, ahora, la violencia se ve y está a la luz del día”. “La Matanza tiene un gran problema que es el límite con la Ciudad de Buenos Aires: se nos pasan de un lado a otro de la General Paz. Procuramos trabajar junto con la Policía de la Ciudad porque, de otra manera, la situación es imposible de dominar”, alertó.

Contrastes
“Estamos viendo que hay hechos de violencia, robos que están, digamos, alertando, sobre todo, los medios de comunicación que los hacen visible, que siguen los casos. No son muchos casos, pero nosotros tenemos en la Argentina una gran intolerancia a la violencia que genera reacciones sociales y mediáticas, aun, cuando no sea el nivel de Brasil y México", fue la frase completa de la ministra de Seguridad nacional, Sabina Frederic, que levantó polvareda.

Unos días después, la misma titular de la cartera de seguridad volvió a referirse a la inseguridad, pero de una forma muy diferente. "Estamos viendo que hay un aumento del delito, pero sobre todo de la violencia. Las dos cosas nos preocupan, pero la violencia nos preocupa mucho más porque es el riesgo de vida", afirmó la ministra.

Por su parte, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, que se ubica en las antípodas de su par de nación, con la que tuvo varias diferencias y encontronazos en lo que va de la gestión, planteó que “la cuarentena puso en pausa el modo delictivo, pero duró 20 días, un mes. Desde que tocó su piso, allá por fines de abril, comenzó a recuperar el ritmo habitual y, si bien estamos un 20 por ciento por debajo de lo habitual, los niveles de los delitos van a empeorar porque estamos ante una crisis económica y social tan profunda o más, para algunos especialistas, que la del 2001”. 

“Tenemos que cambiar el paradigma: la seguridad y los policías en las calles son importantes, pero se necesita un abordaje de manera territorial con políticas integradas”, sumó Berni, por estas horas aislado tras ser diagnosticado como un caso positivo de coronavirus.

A su vez, el análisis de Berni coincide con el último relevamiento del Ministerio Público Fiscal bonaerense (MPF), que informó que durante casi todo junio se recibieron 2.033 denuncias diarias por hechos vinculados a la inseguridad, una cifra superior a la registrada en la provincia entre el 20 de marzo pasado y el 30 de abril, durante las etapas más estrictas del confinamiento. En ese lapso, el número de delitos denunciados diariamente osciló entre los 1.200 y los 1.400.

Asediados
Más allá de las diferencias, los vecinos de La Matanza les exigen a las autoridades políticas nacionales, provinciales y comunales la implementación de medidas inmediatas tendientes a disminuir los altos niveles de violencia, inseguridad y criminalidad que se replican en las localidades del Distrito.

“Necesitamos que hagan algo. Que mande más efectivos, que doten de más recursos a los policías, que bajen fuerzas federales y que no liberen de un día para el otro a los delincuentes”, pidió una vecina de San Justo y finalizó: “Mientras no hagan eso, vamos a seguir viviendo encerrados, con miedo y asediados por los ladrones”.