El Gasoducto Néstor Kirchner, esa obra tan urgente como necesaria

El economista Sebastián Scheimberg habló sobre la importancia de la construcción del gasoducto, pero, también, del nivel de capital disponible y de las firmas disponibles.

*Por Sebastián Scheimberg

El gas que producimos se vende, internamente, a un valor cercano al costo de producción, que está en entre tres y cuatro dólares. Pero, para comercializar este gas, se necesita una red de transporte, que son los gasoductos. Cuando se tiene el recurso, pero no se puede transportar, el recurso no vale nada. En ese caso, hay que abastecerse de un commoditie, que es el gas natural licuado. Cuando se necesita un recurso, hay que pagarlo al precio del mercado y, hoy, el precio del mercado de este gas que viaja por barcos y con una tecnología particular, tiene un costo muy alto, influenciado por el bloqueo a la comercialización de gas ruso. Esto encarece mucho el gas licuado.

En la gestión anterior, hubo un intento de exportar el gas con una tecnología parecida. Se importó un barco que licuaba el gas en Bahía Blanca, en un barco que se llamaba Proyecto Tango, pero, en ese momento, no había condiciones favorables porque había que venderlo a Europa a diez dólares, mientras que el proceso de licuarlo consume cinco dólares, sumado a otros dos dólares del transporte. No daba la ecuación. Hoy, que los precios relativos han cambiado y Europa paga arriba de 30 dólares, se podría convertir al país en un proveedor de gas. No cambió nada en cuanto a la dotación de recursos. Pero todavía estamos lejos de ahí porque el problema que tenemos es que ni siquiera tenemos la capacidad para llevar el gas del reservorio hasta el puerto de Bahía Blanca.

Cuando se necesita un trabajo urgente, el precio es más caro, el mercado se maneja en esos términos. Y, en estos materiales, hay un grado de especificidad muy alto. Estos bienes son complejos e industriales, por lo que se necesita un elevadísimo nivel de capital y la estructura organizativa es oligopólica.

Se promueve la competencia por comparación. Si una empresa dice que el kilómetro de ingeniería de tendido de caño en el territorio sale un millón de dólares y otra dice dos millones, se comparan los precios de cada propuesta. El que fija el precio es el oferente porque hay una asimetría del poder de mercado porque el oferente es el único en la negociación.

Se necesitaría que los entes reguladores establezcan ciertos parámetros de los costos internacionales de la construcción de un gasoducto o un oleoducto. Cuanta más transparencia hay en la información, menor el riesgo de meter la pata, sobre todo, por el funcionario. Además, hay auditorías que pueden limitar el grado de exposición al riesgo de firmar algo que puede ser inconmensurable.

*Economista y docente de la UNLaM