Alta inflación, ajuste fiscal, escape de la incertidumbre y la economía que se viene

El economista Sebastián Scheimberg analizó las primeras medidas adoptadas por Massa. Cuál es la importancia de la designación del actual ministro de Economía y cómo se puede evitar "caer al precipicio".

Por Sebastián Scheimberg*

Me da la sensación de que el Gobierno vio el precipicio y que, si no tomaba un cambio de rumbo, se venía la caída. Había que tomar medidas que solicitaba el mercado y que vendrían a aportar un poco de claridad en lo fiscal, sobre todo, por el desequilibrio que venimos teniendo y que genera inflación alta. Esto no quita que hubo un crecimiento económico importante hasta junio.

Tenemos un modelo económico que vino siendo sostenible hasta junio, pero con alta inflación. Ahora, julio, con la crisis política por los cambios de ministros de Economía, genera un cambio de escenario en que, si no hubiera tenido el Gobierno la decisión de poner a un dirigente con espalda política y con una visión más de centro que algunos sectores de la alianza de Gobierno, posiblemente, se hubiera acercado mucho a un proceso de hiperinflación.

Hay que recordar que se llegó a un 7,4 por ciento de inflación mensual, en julio, y con condiciones bastantes desfavorables, parecidas a escenarios del pasado, como el Rodrigazo, cuando la inflación se fue al ciento por ciento. Si uno gasta más de lo que ingresa, se tiene que endeudar para financiar los gastos. Y, si no hay fuente de financiamiento, se da un pagaré, que no se acepta si no se tiene buena reputación: esto es lo que pasa con la moneda. En un régimen de hiperinflación desaparece la oferta porque no se sabe a qué precio se van a reponer los distintos productos. Bajar la inflación al ritmo de un punto por mes sería un golazo. Lo que no sé es si eso es factible.

Para que la inflación baje, hay que hacer anuncios, como hizo (Sergio) Massa. Tener un régimen fiscal con gran desequilibrio es insostenible. Massa trató de hacer el ajuste fiscal, que pasa por un aumento de tarifas y una reducción del gasto y empezar a identificar los sectores en que había cierto gasto improductivo, por llamarlo de alguna manera. Acá, lo más importante es frenar la inflación porque es un impuesto muy regresivo.

Hay una masa de fondos que va a un sector o una actividad productiva o de servicios, pero hay que distinguir la eficiencia del gasto, es decir, si se está brindando bien o se puede brindar el mismo servicio gastando menos. Cuando uno diseña el presupuesto, tiene que plantear cuántas unidades habrá de un determinado producto, por lo que el análisis de cómo se gasta debe ser más minucioso.

*Economista y docente de la UNLaM