Cuando Alfredo Di Stefano jugó y convirtió cuatro goles para Midland…
“La Saeta Rubia”, considerado uno de los mejores futbolistas argentinos de todos los tiempos, vistió la camiseta del Funebrero en su apogeo.
Si uno se pone hablar con futboleros cuyos DNI comienzan con cuatro millones, la gran mayoría coincidirá en que Alfredo Di Stefano puede invitarlos a sentarse a su mesa a Maradona y a Messi. Según los hombres de cabellera platinada o de cabezas calvas que lo vieron jugar en River, Huracán o en la Selección argentina, “La Saeta Rubia” fue un fenómeno sin igual, que hacía lo quería con la pelota en los pies.
El fútbol argentino perdió a Di Stefano a fines de 1948, cuando por la famosa huelga de futbolistas que puso en jaque a los torneos de AFA por seis meses en reclamo de mejoras salariales y laborales, los jugadores emigraban a otras ligas.
El oriundo de Barracas recaló en Millonarios de Colombia con un jugoso contrato, ya que la liga colombiana era una de las más fuertes en Sudamérica por su poderío económico y casi 70 jugadores profesionales argentinos llegaron a diferentes equipos.
Y Di Stefano les retribuyó la confianza a los “cafeteros” con fútbol, fintas, magia y goles. En sus cuatro años en el “Ballet Azul”, el centrodelantero jugó 182 partidos, convirtió 157 goles y ganó tres campeonatos y una Copa Colombia.
Su pase al Real Madrid
A principios de 1952, Real Madrid celebró sus 50 años y, entre otros festejos, organizó un triangular internacional. Uno de los equipos invitados fue el sueco Norrköping y otro River Plate, pero el conjunto argentino desistió de la participación por sus compromisos locales y sugirió que Millonarios fuera parte de la fiesta.
Así fue como el equipo de Bogotá, con sus figuras Di Stefano y Adolfo Pedernera como protagonistas estelares, sorprendió a los españoles con su juego brillante. Aquel 30 de marzo, en el Estadio de Chamartín, Millonarios se impuso por 4 a 2 (foto de abajo), con dos tantos de “La Saeta Rubia”.
El presidente del “Merengue”, Santiago Bernabeú, quedó perplejo con la habilidad del porteño y no dudó en ficharlo para la temporada siguiente. Empero, Barcelona también pretendió al crack y entraron en un litigio que hasta tuvo que intervenir la FIFA. La cuestión es que Di Stefano recién en septiembre de 1953 pudo debutar en el cuadro madrileño.
Su paso por Midland
El último partido de Alfredo con la camiseta de Millonarios fue el 18 de febrero de 1953, ante el Rapid Viena de Austria, en la final de la Pequeña Copa del Mundo de Clubes, torneo organizado por Venezuela y en el que la formación bogotana se coronó invicta, con seis goles de su ídolo.
Desde entonces, y hasta su presentación en “La Casa Blanca”, Di Stefano no podía jugar profesionalmente y es por eso que llegó, insólitamente, a jugar tres partidos para el Club Atlético Ferrocarril Midland.
Por entonces, el Funebrero no estaba afiliado a la AFA y se desempeñaba en la Liga de la Asociación Amateur de Fútbol del Oeste. Su presidente era Salvino del Valle y tenía un amigo, Fausto De Santis, expresidente del “Globo” de Parque Patricios y propietario de un chalet en Libertad, que fue quien convenció al astro de 26 años para que no perdiera ritmo y jugara con la casaca azul y blanca.
El primer partido fue un domingo a la mañana, en la cancha de Nacional, a puertas cerradas, para cumplir con los 45 restantes de un partido suspendido ante Defensores de Moreno. Di Stefano jugó apenas unos minutos y Midland venció por 3 a 1.
El segundo compromiso se disputó en el campo de El Fortín de Merlo y, cuando la gente del barrio se enteró sobre la presencia del goleador, colmó las instalaciones. Cerca de cinco mil personas disfrutaron de las gambetas y los tacos que tiró en los pocos minutos en los que entró.
Sin embargo, los visitantes perdieron por 3 a 1 y De Santis le recriminó al crack que caminaba la cancha para no lesionarse y le recordó que en el certamen había dinero en juego, algo que Di Stefano desconocía hasta ese momento.
En el partido siguiente, en Libertad, el Nueve pidió ser titular y la rompió: anotó cuatro de los ocho goles que Midland le propinó a Ferro de Merlo, tres de ellos de tiro libre. El resultado final fue 8 a 1 y ese día quedó en los capítulos de oro del Funebrero.
No hay una fecha cierta sobre cuándo sucedió, pero testimonios de la época dan cuenta de la veracidad del momento, cuando la institución cobijó a una de las máximas estrellas del fútbol mundial.
Texto: Diego Daorden