Santiago Quiroz, tras su paso por “La Voz Argentina”: “Aprendí a confiar más en mí”

Desde que cantó “El corralero” en su “Audición a Ciegas” se ganó un lugar en el equipo de Soledad Pastorutti y en el corazón del público argentino. Un recorrido por la historia del cantante oriundo de Moreno y residente de La Matanza que brilló en el certamen musical.

“Siento que tenés futuro más allá de La Voz Argentina, ¡te va a ir muy bien!” Con esas cálidas y entusiastas palabras Soledad Pastorutti recibió a Santiago Quiroz en su equipo del certamen musical y, además, le proyectó un enriquecedor camino artístico. ¡Y dicho deseo y pronóstico ya se está cumpliendo! Es que, después de haber emocionado y sorprendido con su talento a coaches y televidentes en sus presentaciones durante la competencia, el cantante de 25 años, oriundo de Moreno y residente en Virrey del Pino, continúa recibiendo el cariño y los elogios del público a través de las redes sociales.

Tras su paso por el programa de Telefe, Quiroz transita sus días entre la música y su labor en el laboratorio de una empresa de cosméticos -y demás productos-. En diálogo con El1 Digital, recordó sus inicios musicales y sus recientes actuaciones en el escenario televisivo. “Me gustaría ser una persona a la que la gente reconozca por su música”, anheló. 

El elegido entre miles de voces

Aunque el público conoció a Santiago en la edición 2022 de La Voz Argentina, el interés del joven en el ciclo televisivo surgió mucho antes. “Siempre digo que mi primer casting fue en 2012, para la primera edición, que me presenté teniendo 14 años, y estando en la fila me dijeron que era para mayores de 18. Volví en 2019, que al final no se hizo el programa, pero sí la convocatoria, y esa elección fue para la edición de 2021. ¡Regresé este año y quedé seleccionado!”, relató.  

El casting se hizo de manera presencial en el Centro de Convenciones Buenos Aires, donde se reunió una multitud de artistas con muchas ganas de demostrar su talento. El músico del Oeste arribó al lugar durante la madrugada y, horas más tarde, ingresó a la audición junto a otras 49 personas, que se sentaron formando una medialuna y enfrentadas a dos jurados. Cada postulante cantó un fragmento de alguna canción y, en caso de llamar la atención de los evaluadores, le solicitaban interpretar unos segundos de otro tema.

“¡Eso me pasó a mí! Y algo muy loco es que yo había ido con un repertorio melódico y, a último momento, estando ahí, lo cambié por folclore. Primero hice La noche sin ti, de Los Huayra y, luego, Mi nueva primavera, de Los Manseros Santiagueños. Después salió el jurado y seleccionó a cuatro o cinco personas, de las cuales yo fui el primer elegido, y nos hacían cantar nuevamente, además de entrevistarnos frente a cámara, donde contábamos nuestras historias”, describió.

A pesar de que les dijeron a los postulantes que en alrededor de un mes llamarían a los elegidos, con Quiroz no ocurrió eso: lo contactaron tres meses después del casting. “Se les dificultaba encontrarme porque no hallaban mi planilla. Me contactaron a través de mi profesor de canto, Patricio Mai, que fue participante de La Voz en 2021. Él me dijo que estuviera atento al teléfono porque había una productora de Telefe que se quería comunicar conmigo. Al instante me llamaron por WhatsApp y la foto de perfil era del programa, ¡el corazón estaba a punto de salirse! Y me felicitaron por haber sido seleccionado. Para mí, este año ya estaba perdido, pensaba intentar en la próxima edición. Luego, llamé a mi mamá, le conté y me largué a llorar”.

Evolución etapa a etapa

En la primera instancia televisada del certamen, Santiago cantó El corralero, de Hernán Figueroa Reyes, y fue escogido tanto por Soledad Pastorutti como por “Lali” Espósito para integrar sus respectivos equipos. El joven agradeció ambas propuestas, pero se inclinó por la cantante del Tren del Cielo, quien lo envolvió con su característico poncho. “¡Quiero agradecerles enormemente por darme esta oportunidad!”, expresó el participante en ese momento.

Y, luego, fue avanzando en las complejas rondas: en “Las Batallas” interpretó La magia de tus ojos -de Joss Favela y Greeicy- junto a Soledad Gilabert, quien quedó eliminada; en “Los Knockouts” puso su voz a Vuelve de Ricky Martin y le ganó a Andrea Guasch; mientras que, en “Los playoffs”, luego de hacer Devuélveme el corazón de Sebastián Yatra, se despidió del certamen, ya que no alcanzó el porcentaje de votos necesario para los dieciseisavos de final.

“Las primeras etapas se grabaron con mucho tiempo de anticipación. Por ejemplo, cuando salió mi audición al aire ya había pasado un mes desde que la habíamos hecho. ¡Tenía ganas de gritar a los cuatro vientos que era del Team Soledad! Mis compañeros de trabajo y parientes me preguntaban cómo me había ido, ¡pero no podía contar nada!”, aclaró.  

Sobre sus sensaciones al cantar por primera vez en un escenario televisivo, compartió: “Es un mundo diferente. Claramente me quiero dedicar a la música, lanzar mis temas y que la gente me conozca por lo que hago, pero jamás me veía en la televisión. Hacía los castings sin muchas expectativas, diciendo 'algún día quedaré', no pensaba que ese día iba a llegar ahora. Además, estando enfrente de cinco grandes de la música (Ricardo Montaner, Mau, Ricky, Soledad y Lali), lo que genera mucha presión y nerviosismo”.

La motivación de su coach y del público

Durante su primera aparición en el programa Santiago cantó un tema de folclore, quieto en su lugar y acompañado por su guitarra. Pero, con el correr de las galas, fue experimentando otros géneros -como las baladas románticas-, sin la compañía de su fiel instrumento, transmitiendo con sus manos y animándose a recorrer el escenario.

“Aprendí a confiar un poquito más en mí. Por ahí decía 'no sé si estoy para La Voz Argentina', porque había mucho nivel. Pero, haber llegado a la instancia que llegué, haber pasado competiciones cabeza a cabeza con compañeros, y que Sole me haya elegido, me dio mucha seguridad, de decir 'estoy en un buen nivel, recorriendo el camino correctamente'. Poquito a poco fui rompiendo la barrera de la timidez, sé que me falta muchísimo por aprender todavía, siempre hay que ir por más”, valoró.  

Asimismo, sobre su relación con la coach, resaltó: “Tiene una calidez que te hace sentir que no hay diferencia, que somos dos personas iguales, dos artistas que cantamos. Ella empezó desde 'abajo', y hoy está donde está a través de su esfuerzo. Y me hizo entender que yo, empezando de 'abajo' y trabajando duro y mucho, puedo llegar hasta donde quiera”.

Y, respecto a su vínculo con el público, el joven transmitió su sorpresa por la masividad alcanzada a partir de sus actuaciones en la pantalla chica. Es que, más allá de las destacadas repercusiones entre sus amigos, familiares y conocidos, recibió el cariño de numerosas personas a través de sus redes sociales. “Venía acostumbrado a una actividad cotidiana, con algunas reacciones y mensajitos, hasta que me cayeron cientos en menos de diez minutos, ¡me explotó el teléfono! El día de mi 'Audición a ciegas' entré a Facebook y todo el Inicio eran publicaciones de mi presentación, y los estados de WhatsApp también. Era increíble, no lo podía creer, se difunde rapidísimo”.

La música como refugio

La primera aparición de Santiago en televisión no fue en La Voz Argentina, sino en el segmento “El show de los chicos” dentro de Videomatch, el popular programa conducido por Marcelo Tinelli décadas atrás. En ese momento, el artista del Oeste tenía tres años y cantó el tema A escondidas de Emanuel Ortega.

Cuando tenía cinco, se interesó en tocar la guitarra, a partir de ver a su padre Agripino. “Él era muy poco paciente y no me enseñaba ni me la prestaba, entonces yo miraba esos punteos y notas raras, y cuando él no estaba, la agarraba y trataba de imitar lo que él hacía. Al principio sonaba horrible, y así estuve mucho tiempo, hasta que empecé a asimilar los sonidos. Mi papá se dio cuenta que había aprendido algo básico y me empezó a instruir”, recordó con una sonrisa.

Las reuniones familiares eran espacios de encuentro entre seres queridos y, además, de conexión musical. En esas oportunidades, incentivado por sus parientes y venciendo la vergüenza, Quiroz cantaba y tocaba la guitarra. Y, luego, trasladó esa ceremonia artística y social a la escuela de Moreno en la que estudiaba.

“Ahí tuve como un conflicto con mi género inicial, que fue el chamamé, me daba mucha vergüenza cantarlo en el colegio porque nadie lo escuchaba. Después me fui centrando un poquito más en lo melódico, que era lo que más gustaba, y había compañeros que cantaban conmigo y me ayudaban a soltarme un poco. Cuando descubrí más el género, en todos los recreos y horas libres tocaba la guitarra y cantaba”, rememoró.

Asimismo, la institución resultó un espacio de gran contención para Santiago, sobre todo en el tramo final de la secundaria. “En mi último año de clases perdí a mi papá y me refugié en la escuela, llegué a estar 14 horas ahí, me ayudaban muchísimo a transitar el duelo”. Y la conexión con el arte también fue muy importante para el vínculo trascendente con su padre. “La música fue un gran espacio de contención para mi vida, porque es lo que me dejó mi papá, como que él nunca se fue para mí. Cantar o escuchar un chámame me hace sentir muy cerca de mi viejo, es algo que me refugia”.

Por último, sobre sus motivaciones para cantar, reflexionó: “Este amor por la música empezó como un hobbie, y después fui pensando, 'me gusta esto, me quiero dedicar a esto' o 'me gusta que la gente diga qué lindo que sale, que aplaudan cuando termino una canción'. Ahí me di cuenta de que nací para esto, porque lo que yo siento cuando canto una canción, la gente también lo siente, les llega eso que estoy transmitiendo”.