Rafael Ferro: “Vincularme de verdad con el otro me arma bastante el trabajo”

El actor integra el reparto de la película “Amor Bandido”, dirigida por Daniel Werner. Habló sobre su oscuro personaje en el thriller erótico que comparte con Romina Richi y Renato Quattordio, y que se puede ver desde esta semana en el Gaumont, CINE.AR Tv y CINE.AR Play. Su paso de deportista a actor, su caja de herramientas y el adelanto de una nueva ficción televisiva.

Crédito Foto: Josefina Tommasi

Ya sea en una obra teatral o audiovisual, un personaje puede aparecer y desaparecer en diferentes estadios del relato, así como también su relevancia puede ir variando a medida que van transcurriendo las distintas escenas. En el caso de Rafael Ferro, a lo largo de su trayectoria, no solo ha interpretado diversos y singulares individuos, sino que, además, ha hecho desde participaciones especiales hasta roles secundarios y protagónicos.

En esta ocasión, el actor integra el reparto del filme Amor Bandido, dirigido por Daniel Werner. En el thriller erótico, su personaje, Gustavo, aporta misterio y tensión al romance prohibido que viven el adolescente Joan (Renato Quattordio) y su profesora de colegio Luciana (Romina Richi) y, a su vez, plantea un giro inesperado en la historia.

La aparición de Gustavo tiñe de oscuridad el relato…

Particularmente lo que me gustó de Amor Bandido es que son como dos películas, porque hasta que entra mi personaje, por más que uno pueda sospechar algunas cosas, es casi un filme de amor o deseo entre el chico y la profesora y, cuando llego yo, de alguna manera, se empieza a nublar todo el clima, algo que me interesaba. Por otro lado, siempre miro alguna referencia que me gusta de cine, y cuando hablaba con el director enseguida conecté con una película que vi hace mucho tiempo, Kinatay, del director filipino Brillante Mendoza, en la que me había impresionado como de golpe pegaba un giro rotundo, y de ser un filme pasaba a ser otro. Me gusta cuando hay mezcla de géneros.

Amor Bandido ahonda en las relaciones de poder, ¿cómo construyeron los lazos con Renato y Romina?

Luciana usa el poder del deseo para seducir a Joan, ella es grande y él es chico. Después, llega Gustavo, que parece un típico malo, machista, pero un poco la que nos tiene agarrados a los dos es ella. Con Romina yo ya había trabajado en Resistiré, con Renato no, pero fue muy fácil de entrada porque, a pesar de la oscuridad que se manejaba en las escenas, teníamos un vínculo de compañerismo, de diversión y de juego muy grato, ninguno quería sobresalir sobre el otro. Yo ya hice bastantes malos, y un poco me agotaron porque por más que sea ficción, un juego y demás, hay momentos que para que parezca creíble tenés que medio zarandear al otro actor, o pegarle, y hay de eso en las escenas. De hecho, tengo un hijo de la edad de Renato, y violentarlo me costaba un montón, hacíamos el corte y al instante estaba cuidándolo, me salía lo paternal.

Misterio en pantalla

Desde este jueves, Amor Bandido contará con tres funciones diarias (a las 15, a las 17.30 y a las 20) en el Espacio INCAA-Gaumont (Av. Rivadavia 1.635, Capital Federal), hasta el miércoles. Asimismo, se proyectará este jueves y sábado, a las 22, en CINE.AR Tv y, desde este viernes, estará de manera gratuita, durante una semana, en CINE.AR Play. 

En cine las jornadas de rodaje no suelen seguir la cronología del relato visto en pantalla…

Así es, y también puede pasar en otro formato audiovisual, que por ahí manda mucho la escenografía o las locaciones. Muchas veces es bastante difícil esa continuidad, no solo externa, en cuanto a pelo o ropa, sino también interna, emocional. Por ejemplo, por ahí tocás el timbre de una casa y la entrada al lugar la grabás dos semanas después. Ahí está el arte de los continuistas y, a su vez, el tuyo, de recordar. Además, uno es un ser humano, por ahí el día que se toca el timbre tenés un humor espectacular y cuando entrás a la casa es tu peor día. Yo pondero a los grandes actores de cine, porque uno ve la película armada, y aun trabajando de esto te olvidas, pero cuando te ponés a pensar cómo hicieron emocionalmente para hilvanar todo el arco que tienen los personajes en cosas que son totalmente discontinuas, ahí está la artesanía de la actuación, del montaje, de todo.  

También en la pantalla grande sos uno de los actores de El robo del siglo, una de las películas argentinas más vistas de la última década ¿cómo fue la experiencia?

Cuando sucedió el hecho real yo vivía muy cerca del banco, recuerdo que iba para ver qué estaba pasando. Ya en su momento la ingeniería de ese robo me había parecido llamativa, sobre todo porque no hubo heridos ni violencia. Después, cuando empezamos a trabajar para la película, pasamos por lugares que yo ya conocía, pero acá era en relación al plan del túnel por el que fueron desde el río al banco, y vimos todas las locaciones naturales, así que era más impresionante. Además, conocimos a varios de los protagonistas reales del robo, entonces, en ese sentido, fue muy interesante saber más desde adentro, la cocina de lo que fue todo eso.

Rumbo a la pantalla chica, integrás el elenco de El Primero de Nosotros, la nueva serie de Telefe, ¿cómo es grabar en pandemia?

Sigo grabando hasta fines de noviembre. Mi personaje es el marido del de Paola Krum, y es medio antagonista, no malo, lo cual me encantó, es un buenazo. En la empresa los protocolos son muy firmes, siempre te tenés que hisopar, por lo menos dos veces por semana, y si tenés una escena de beso te vuelven a hisopar. Recién entrás al lugar con el resultado negativo, y si alguno da positivo toda la burbuja que estuvo con esa persona se tiene que aislar. Todo lleva más tiempo. Todos estamos con los barbijos y hay gente encargada netamente de la seguridad sanitaria. Así que al volver a grabar estaba la felicidad de trabajar, de ver compañeros, y, a su vez, todo más extraño con los métodos nuevos, a los que ya estamos acostumbrándonos.

Antes de ser actor fuiste jugador profesional de squash, ¿qué factores influyeron en el pasaje de una faceta a la otra?

En mis últimos años jugaba para un club de Europa, pero ya hacía un tiempo que tenía ganas de arrancar a estudiar actuación. En los últimos partidos veía mucho la parte show, no estaba tan concentrado en el partido en sí, o en ganar, sino que me empezaba a atraer la cosa espectáculo, que también tenía el deporte. Había mucha gente mirándote, entonces, me puse medio teatral, me peleaba con otros, con el referí, hacia medio mi 'showcito'. Dejé abruptamente porque estaba cansado de eso, además era un deporte con el que económicamente tenías que seguir luchándola, dar clases, y me vine con la idea de anotarme en la escuela de teatro, tenía muchas ganas. Las primeras cosas que hice estaban más ligadas a lo físico, eran entrenamientos de teatro oriental, tenía mucho de ir metiendo ese deportista que había sido.

¿Tenes alguna metodología como actor?

La verdad que nunca fui muy de un método, de una escuela que use siempre. Sí me gusta mucho como método en sí mismo encontrarle a cada trabajo su particularidad, más allá de la de cada personaje, encararlo de acuerdo a lo que te propone el proyecto, el director, los compañeros, y estar muy permeable a eso. Para mi es fundamental, y cada vez más con todo esto que estamos viviendo y la pandemia, el tema vincular, para poder estar en contacto de verdad con el otro, de hecho, vincularme de verdad con el otro me arma bastante el trabajo. Después, uno ya tiene mucho oficio, a veces te sorprendés de vos mismo, por ahí algún proyecto o director de golpe necesita algo tuyo como actor y al tener oficio y años de trabajo rápidamente tenés para sacar de la caja de herramientas, por más que haya que hacer un giro tremendo. Dicen '¡Acción!' y de verdad algo sucede, algo se prende, entrás muy concentrado a eso.

Padre e hijo atravesados por la actuación

El hijo mayor de Rafael, Lorenzo, conocido popularmente como “Toto”, también emprendió su camino actoral, pero de manera sorpresiva, ya que no era su intención inicial. Todo comenzó cuando desde la productora Underground vieron al joven en una foto con Rafael en el marco del Día del Padre y le preguntaron al actor- que ya había hecho varias ficciones en la empresa- si su hijo quería hacer un casting para la película El Ángel, a lo que Lorenzo dijo que sí.  Y, tras pasar varias instancias de audiciones, interpretó al criminal Robledo Puch.  

“De golpe hizo una película de más un millón de espectadores, viajó por todos lados, premios, fue todo muy rápido, me encanta lo que le pasó, fue y sigue siendo sorpresa. Me quedó como un ejemplo muy grande de cómo se pueden dar las cosas, porque tengo muchos amigos, inclusive yo, que estás años remando y no te pasa así, de golpe, de cero a cien de una. Yo feliz, porque se le armó el camino”, destacó Rafael.

A continuación, resaltó: “Me encantó su autonomía y personalidad, porque todo el tiempo le decía, 'Che, Toto, laburo de esto hace 20 y pico de años, si necesitás, me decís…', y me extrañaba que no me pidiera ningún consejo el desgraciado (risas). Se armó solito, ya de entrada en El Ángel estaba muy contenido y entrenado por Luis Ortega, ensayaron muchísimo, y también había un coach que laburó con él”.