Los escritores y sus demonios: Edgar Allan Poe, un genio entre el alcohol y las alucinaciones
Hay talentos que se quedan en el recuerdo escolar, en las clases de literatura o castellano o como se llame ahora. Poe se circunscribe a ese tiempo, pero hay que volver a él siempre, porque fue un genio en todo sentido.
Por Daniel Artola
"En una noche pavorosa, inquieto
releía un vetusto mamotreto
cuando creí escuchar
un extraño ruido, de repente
como si alguien tocase suavemente
a mi puerta: «Visita impertinente
es, dije y nada más » . ( fragmento de "El cuervo" de E.A.P)
Acierta el profesor y filósofo Fernando Galindo que la palabra “genio” se usa con mucha ligereza y cualquier fulano o situación liga ese calificativo sin el mínimo análisis. Los genios son pocos y no figuran en el generoso universo de los calificados como tales a simple golpe de adjetivo.
Tal el caso del norteamericano Edgar Allan Poe (E.A.P) que nació en Boston, Estados Unidos, 19 de enero de 1809 y murió en aquel país, pero en la ciudad de Baltimore, el 7 de octubre de 1849.
Fue una gema que, pese al paso del tiempo, brilla con una tonalidad cautivante cada vez que se lo relee, al punto de provocar sorpresa por la creatividad, y anticipación que mostró su arte. Su infancia fue dura porque perdió a sus padres y fue adoptado por un hombre de fortuna que le dio una educación importante, aunque no faltaron las rispideces en la relación.
La expansión de los Estados Unidos coincidió en la línea de tiempo con Poe. Se convirtió en un testigo de los cambios sociales y económicos de su país y del auge de los periódicos que lo tuvo como protagonista exitoso. En la prensa empezó a publicar sus escritos y hasta dirigió el diario “Southern Baltimore Messenger”, que se convirtió en el más importante de la región. También colaboró con otros medios, entre ellos en Nueva York, donde se radicó un tiempo.
Poe inventó una manera de escribir desde su condición de poeta. A él se le atribuye la creación o la elevación del relato policial, la ciencia ficción y la poesía a niveles superiores. Su obra es semilla y los brotes llegan hasta nuestro tiempo en autores como Horacio Quiroga, Julio Cortázar y Abelardo Castillo, entre otros. Este último reconstruyó la vida de “el poeta maldito” en la obra de teatro “Israfel”.
El nombre remite al ángel que toca la trompeta del juicio final, según la religión musulmana. El autor de “El que tiene sed”, donde expone sus problemas con el alcohol, señala a Página 12 que en la obra teatral se muestra un Poe rodeado de su tía, a la que llama madre, y a su prima jovencita, que luego sería su esposa con 14 años, y se muestra la miseria, pero no la bebida. “El Poe ebrio está fuera”, afirma Castillo y agrega: “Hay un Poe cortes y delicado con su tía y la joven de la que está enamorado y otro violenta y bordeando la demencia”. Según los biógrafos, bebía poco, pero le hacía muy mal. Ese espíritu torturado fue capaz de escribir hojas eternas.
“En realidad, el verdadero Poe no bebía mucho, pero al representarlo teatralmente era necesario mostrarlo así. A Poe le hacía muy mal la bebida aun en dosis mínimas”, apunta Castillo. Poe también fue adicto al opio. Consultado sobre si se puede escribir borracho, Castillo aclara que es imposible y lo afirma por experiencia propia. “Lo que ocurre es que a esos escritores o artistas se los ve ebrios cuando no están trabajando. Cuando salen de su partitura o de su libro. Entonces se emborrachan, y hasta pueden caer en una alcantarilla, como le pasó a Poe”, describe.
Historias que dan miedo
Los cuentos de terror aparecieron bajo el título “Narraciones extraordinarias” y tienen un sinfín de ediciones. Castillo recuerda que empezó a leer a Poe con 12 años en la ciudad de San Pedro. “Ese momento terrible de “El gato negro”, en que el narrador, borracho, además, le arranca un ojo a su gato, al que quiere, quedó en mí para siempre. En ese texto, Poe es consciente del alcoholismo y de las consecuencias del delirio. Él quería mucho a los animales. Tenía una gata, a la que llamaba Katherine, que fue además una cobija para Virginia Clemm, cuando enferma de tisis estaba muriendo”.
Su manera de trabajar
Según el filósofo Fernando Galindo, Poe trabajó duro porque la inspiración no llegaba a cada rato. Se desmitifica la figura romántica del autor distraído y relajado que espera que las musas lo iluminen. “No conozco la palabra fácil, he estado todo el día sentado a la mesa de escribir y, por la noche, mi lámpara iluminaba después de medianoche. Escribí en días buenos y en días malos”, escribió Poe.
Es indisimulable la fascinación de Gabilondo quien afirma que “todo Sherlock Holmes está en Poe”. Además, profundiza al señalar que “es difícil encontrar otro autor que haya orquestado mejor todos los géneros literarios que utilizó”.
“Todo Sherlock Holmes está en Poe reunión diferentes géneros en la literatura, pero es difícil encontrar a un autor que los haya orquestado mejor. En esto era un genio y su obra perdura en el tiempo no solamente por Baudelaire, Borges y Bradbury, sino por los nuevos lectores”.