Mario Alarcón: “El teatro permite romper estructuras”

El actor integra el elenco de la obra “Julio César”, que se presenta en el Cine Teatro El Plata. Explicó el desafío que le implicó su personaje y las temáticas abordadas en la puesta escénica dirigida por José María Muscari. El autodescubrimiento en la profesión, los reconocimientos y el recuerdo de “El Secreto de sus Ojos”.

Mario Alarcon Julio Cesar

Crédito Foto: Carlos Furman

“¡Usted lo dice como si fuera un actor profesional!” Con esas palabras entusiastas la profesora de Literatura felicitó a Mario Alarcón tras escucharlo interpretar un entremés de Miguel de Cervantes y, a su vez, despertó en él la curiosidad por la actividad artística. Ese reconocimiento, recibido a sus 18 años, fue el primero de tantos otros que, a lo largo de las décadas, le darían colegas, críticos y espectadores, como devolución a sus multifacéticos personajes.

Esta temporada, Alarcón integra el elenco de la obra Julio César, la gran tragedia escrita por William Shakespeare, en versión libre y dirección de José María Muscari. El relato se enmarca en una Roma antigua, aunque tomada por la tecnología de hoy, donde se abordan los amores escondidos y las piadosas mentiras políticas.

¿Con qué certezas e incertidumbres te vinculaste con esta versión de Julio César?

La propuesta me interesó muchísimo por lo audaz. Los personajes femeninos los hacen actores varones y los masculinos los hacen actrices. Yo interpreto a Calpurnia, una mujer sometida, sobre todo en esa época al ser la esposa de alguien poderoso como Julio César, tenía un rol absolutamente secundario, no igualitario con el hombre. El aggiornamento de la obra es muy bueno porque acá las mujeres se rebelan. Por otro lado, esta es la primera vez que trabajo con Muscari, una persona inteligente que conoce muy bien a Shakespeare. Para mí la visión de cada creador-director es bienvenida, siempre que se respete la esencia de la obra, y acá se cumple perfectamente, ya que cuestiones como las motivaciones, las intrigas y el poder están intactas.  

Los clásicos trascienden las fronteras espaciales y temporales…

Obviamente, porque tocan los temas humanos. El amor, la traición, la ambición del poder, son temas eternos, por eso Julio César es un clásico, invencible a esta altura del partido. Shakespeare es un genio porque hay muchas obras suyas que al leerlas decís, '¡Está escrita hace dos minutos!'. Y para abordar un clásico depende de cada director, si es ortodoxo o heterodoxo; uno es actor y se tiene que adaptar. En este caso me resultaba un desafío, por una cuestión generacional, era realmente tirarme a la pileta. Y para la construcción, cuando un texto está bien escrito siempre te lleva, en el sentido que te hace funcionar la intuición enseguida, hasta la mirada del director. Si él es claro con la explicación de su versión y con las marcaciones de los personajes, no aparecen dudas.

Se trata de una propuesta vanguardista, justamente, en tu camino artístico, ¿qué estructuras fuiste alterando?

Soy un actor bastante dúctil, me adapto rápidamente a lo que quiere el director, y si tengo dudas se las pregunto. Es una cuestión que tiene que ver con los años de profesión y la subsistencia. Siempre lo comparo con el jugador de fútbol que trabaja con un director técnico, hasta que éste se va porque no consigue resultados, y viene otro técnico que al futbolista que jugaba de 2 lo cambia de 9 porque le ve capacidad para esa posición. Entonces, por ahí ese jugador descubre en sí mismo que tiene capacidades para ese puesto, y en la actuación pasa lo mismo. Un director a veces ve cosas que uno no nota de sí mismo, observa posibilidades u otro tipo de expresividad, te hace funcionar en ese sentido, y uno se entrega, porque si pone resistencia está perdido. En esta profesión romper las estructuras únicamente lo permite el teatro, la televisión y el cine muy poco, salvo excepciones, por la forma de trabajo. En el teatro se ensaya mucho, hay tiempo de elaboración, de corregir errores, de si el director pide algo que cuesta poder trabajarlo y conseguirlo, mientras que la televisión y el cine son inmediatez, y se graba por escenas.

A lo largo del tiempo, ¿cuáles han sido tus motivaciones para actuar?

La más básica es que se trata de mi oficio, del cual vivo hace muchos años. La actuación da la posibilidad de ser otro, incluso de decir o hacer cosas que a veces en la vida social no se pueden porque están mal vistas, y la ficción lo permite. Además, puedo hurgar en los personajes, meterme en sus psicologías y ver por qué hacen ciertas cosas. Por otro lado, para mí siempre es una responsabilidad, ya que cuando uno sale al escenario tiene que estar lo mejor posible, psíquica y físicamente, y ser respetuoso del público, que se molestó en sacar una entrada e ir al teatro a ver un espectáculo. Tengo la obligación de ser una persona educada y respetuosa del trabajo de los demás. No me equivoqué y estoy conforme, puedo decir que esta profesión me ha dado todo lo que he querido.  

Participaste de eclécticos proyectos, ¿tenés alguna asignatura artística pendiente?

Nunca fui un actor que diga 'Sueño con hacer…', porque estaba más preocupado por el trabajo y la subsistencia, entonces no me puse a reflexionar qué personaje quería hacer. Pero ahora, que tengo más años, que me apasiona el tema del poder en Shakespeare y su obra Ricardo III, con todo lo que es capaz de hacer un hombre adicto al poder, no sé si sueño con hacer Ricardo III, pero sí me gustaría estar en un proyecto así.

Clásico reversionado

Julio César, protagonizada por Moria Casán, se presenta sábados y domingos, a las 17, en el Cine Teatro El Plata de Mataderos, ubicado en Avenida Juan Bautista Alberdi 5.765, Capital Federal. El elenco se completa con Marita Ballesteros, Alejandra Radano, Malena Solda, Mariano Torre, Mirta Wons, Vivian El Jaber, Fabiana García Lago y Payuca.

“Con muy poquitos ya había trabajado. El teatro es convivencia, durante los ensayos, las funciones, los camarines, tirar todos para adelante. Te permite conocer a otros compañeros, que quizás ya conocías de nombre, pero con los que nunca habías trabajado. Entonces eso siempre te mantiene despierto, la sangre te corre, no es que trabajás diez años con las mismas personas. ¡Constantemente te renovás!”, señaló Alarcón.

Distinciones emotivas

En los últimos meses, Mario recibió dos emblemáticos reconocimientos: por un lado, el Premio Konex de Platino a “Mejor Actor de Teatro” por el período 2011-2020 y, por otro lado, el Premio ACE de Oro por su actuación en la obra La vis cómica, escrita y dirigida por Mauricio Kartun.

“El primer impacto que tuve fue pensar cuántos años tengo. Cuando uno escucha la palabra trayectoria, recuerda el camino recorrido. Hice unos cuantos segundos de reflexión y dije: '¡He recorrido un camino fructífero, estoy agradecido a lo que me ha dado la vida!' Gracias a Dios he trabajado siempre, aun hoy me siguen convocando, ¡no puedo pedir más! Así que sentí una gran felicidad y una confirmación de lo que pienso de este oficio tan lindo”, resaltó Alarcón.

Hito cinematográfico

Mario integra el reparto del exitoso filme El Secreto de Sus Ojos, dirigido por Juan José Campanella, que en 2010 recibió el Premios Óscar a “Mejor Película Extranjera”, además de haber alzado otros prestigiosos galardones como el Premio Cóndor de Plata y Premio Sur a “Mejor Película”, y el Premio Goya a “Mejor Película Hispanoamericana”. En el largometraje, que fusiona drama y suspenso, el actor interpreta al Juez Fortuna Lacalle.

“Nunca pensé que esa película iba a tener el impacto que tuvo, tampoco pensé que ese personaje de una escena, o dos, iba a tener la repercusión que tuvo, y mucho menos ganar un Óscar. Eso me hizo sentir muy orgulloso de mi profesión y muy bien con mi trabajo. Cuando uno trabaja con gente inteligente que conoce lo que quiere, como Campanella -que es un animal del cine-, es todo más fácil, porque las indicaciones son simples y las entendés, eso ayuda mucho al trabajo”, destacó el actor.