Iván Ramírez: “A los personajes que creo imposibles, los tomo como desafíos”

El actor integra el show “Fátima es Camaleónica”, que se presentará en el Teatro Universidad. Habló sobre las personalidades que hará en el espectáculo y sus procesos de construcción. Los contenidos para redes sociales y la interacción con el público.

Si bien la infancia es la etapa de la vida en que, comúnmente, las personas suelen destinar mayor tiempo a jugar, dando rienda suelta a su imaginación, no significa que al crecer deban restringir esta actividad. De hecho, los artistas incluyen al juego en su trabajo diario, con el compromiso correspondiente, sin dejar de lado el disfrute y la sorpresa. En el caso de Iván Ramírez, reconocido por sus fascinantes imitaciones, trasladó su recreación infantil a su labor adulta: su habitación se transformó en una sala teatral, su cama en un escenario, la escoba en un micrófono, y sus muñecos de peluche en espectadores reales.

En esta ocasión, el dúctil actor de Lomas de Zamora arribará junto a sus múltiples personajes al Teatro Universidad (Florencio Varela 1.903, San Justo). El sábado 12 de noviembre, a las 20 y a las 22, participará del music hall Fátima es Camaleónica, protagonizado por Fátima Flórez. Las entradas pueden adquirirse en la boletería del auditorio (lunes a viernes de 11 a 21 y sábados y domingos de 11 a 20) y en el sitio web Ticketek.

-De tu amplio repertorio de personajes, ¿cuáles interpretás dentro del espectáculo?

-El público se va a encontrar con una gran variedad, porque con Fátima abarcamos muchos personajes del mundo de la política, la televisión, el fútbol y la música. A mí me toca interpretar a Darío Barassi, Lizy Tagliani, Alberto (Fernández), Axel (Kicillof), Mauricio (Macri), Lionel Messi, Juan Román Riquelme… En un momento los espectadores van a estar en un estadio, con Mariano Closs relatando y distintos personajes apareciendo, ¡hasta que hay un gol y se grita! También habrá una canción que incluirá desde Charly (García) hasta Barney (el dinosaurio). Y después se montará LAM con Ángel de Brito, que va a tener unas invitadas de lujo.

-Fátima es referente en esta rama de la actuación, ¿qué aprendizajes obtuviste junto a ella?

-Aprendes mucho al estar en el teatro compartiendo todos los días, de hecho, en Fátima es Camaleónica fue la primera vez que hice temporada. Fátima y Norberto Marcos (director) me dieron la libertad total para hacer lo que me gusta, no pusieron ningún pretexto, es más, me ayudaron para que salga todo redondito, con guion, escenografía, y demás recursos. Le dan la posibilidad a alguien nuevo, que no tiene cancha en el teatro, para que disfrute, le saque el jugo y aprenda. Cuando yo estoy esperando para salir a escena, miro a Fátima y digo '¡es increíble lo que hace!', está todo el tiempo a full, baila, canta e imita a la vez. Aprendí el timing del teatro, a cómo manejar al público desde arriba del escenario -ya que no es fácil tener a 1000 personas que te están prestando atención todo el tiempo-, y a cómo administrar lo que surge en el momento, saber buscar ahí.

-¿Cómo suministrás la respuesta del público ante la aparición de tus personajes?

-Es muy loco porque todas las funciones son diferentes y te sorprenden. No es que vos decís 'hoy me la juego con este personaje porque sé que este chiste la va a romper', ya que, por ahí, no explota de la manera que te esperabas. Después, me quedo pensando, 'se rieron más con (Oscar) Ruggeri, o con Mauricio, o les gustó mucho más de Brito'. Más allá que está bueno que todos gustan, hay veces que sorprende cómo el público se ríe más de alguno, o por ahí aplauden un chiste que, en realidad, era un latiguillo de un personaje. Todas las noches digo el mismo guion, por ahí improviso un poquito, que tiene que ver mucho con lo que pasa en la función, si el público se está matando de risa agrego un chistecito más. Día a día pulo el libreto, porque hago personajes que viven y les pasan cosas, todo el tiempo hay que amoldarse a la actualidad, y eso a la gente le gusta mucho.

Sobre el Teatro Universidad

En relación al flamante auditorio en que se presentará con Fátima es Camaleónica, Ramírez valoró: “Cada vez que hay una apertura de Teatro, hay que celebrarlo, porque es un espacio más de trabajo y, además, la gente lo va a disfrutar. Estamos muy contentos de ir con el espectáculo por todos lados con la gira; en La Matanza el público la va a pasar muy bien”.

-¿Cómo construís los distintos aspectos de cada personaje?

-Para los primeros que hice estaba muy obsesionado, me ponía muchos videos, los escuchaba mucho. A medida que van pasando los años y los proyectos, y voy sumando más personajes, empiezo a pulir el trabajo. Ya no estoy tan obsesionado con ver videos y empapelarme con ellos, de a poquito los voy escuchando de fondo. Por ahí, de la nada, sale, y digo '¡acá se está logrando la voz!', y voy a ajustar las tuercas de algunas palabras, de alguna acentuación especial. Es decir, hoy tengo una práctica diferente. También trabajo lo físico, que es una de las cosas más importantes, incluso ayuda a la voz, y le voy agregando cada vez más detalles. La otra parte es estar actualizado. Hay que ver para dónde ir, eso lo analizo mucho en las redes sociales, donde publico los videos y veo qué es lo que más le gusta a la gente.  

-En cuanto a la parte física, ¿la preparás vos?

-Sí, es algo que empecé a hacer en pandemia, cuando no me podían maquillar. Como siempre dibujé, pensé 'si puedo hacer una cara en una hoja, ¿por qué no trato de dibujar la cara del personaje sobre la mía?' Me pedí unos maquillajes por Internet y arranqué a practicar. Actualmente, me hago todo yo, soy muy detallista, me fijo qué falta y, al otro día, lo vuelvo a ejercitar. La primera vez que pruebo un personaje me lleva alrededor de tres horas, hasta que lo busco, lo encuentro más o menos, y lo perfecciono. Una vez que ya estoy acostumbrado, lo hago en diez minutos.

-Pertenecés a la nueva generación de imitadores, ¿qué elementos tomaste de tus predecesores y, a su vez, cuáles descubriste en esta época?

-Me crie viendo Showmatch y a todos los humoristas que imitaban. Vengo de Martín Bossi, Fátima, Freddy Villarreal, Campi. Por ahí empecé imitando la imitación de otro, a modo de chiste, ya que nunca creí que me iba a dedicar a esto de lleno. Pero, desde mi adolescencia hasta ahora, trabajo solamente de esto. A medida que van pasando los años vas empezando a actuar, tal vez, de una manera distinta a la del resto, encontras tu propio estilo, que es fundamental, sino haces lo mismo que el otro, copias, y eso no te lleva a ningún lado. Los personajes que creo imposibles y nadie hace, los tomo como desafíos. Por ejemplo, Ángel de Brito, que nunca lo habían hecho, dije '¡voy a probarlo!', lo mismo pasó con Lizy Tagliani, con Darío Barassi. Los ensayas tanto que, por ahí, luego, los tomas como propios, y son los primeros que la gente destaca al hablar de vos.

-¿Cuándo el hobbie pasó a ser un trabajo?

-Cuando comencé a tener contrataciones y me llamaron desde la televisión dije '¡esto es en serio, vamos a meterle!', ya que los personajes que salían al principio eran como juego. De hecho, tengo videos en YouTube, que no los borro porque vengo de ahí, sería rechazar una parte del pasado y no está bueno. Si escucho una imitación de hace cinco años quizás digo '¡qué espantosa!', porque uno va avanzando, pero también el personaje que estoy haciendo hoy, tal vez, más adelante no me va a gustar. Día a día va cambiando, la vida misma es un cambio constante, uno se tiene que ir amoldando a eso. Recuerdo los primeros shows, que me vendía como 'el hombre de las 1000 voces', cuando en realidad tenía cinco. Decía que hacía a Fito Páez, y no lo hacía, entonces, desde ese momento hasta un mes después, que tenía la presentación, ¡lo sacaba! Ahí pensé, 'si tengo esta agilidad, la puedo mejorar, haciéndolo todos los días'.

-Y llegaste a las redes, ¿cuáles son los criterios que seguís para los contenidos que publicás?

-Es un trabajo totalmente distinto a cualquier otro, que también lleva mucho tiempo, porque las redes están 24 horas y hay que alimentarlas, sino baja el engagement y demás. Yo me divierto ahí, y la gente tiene una gran respuesta frente a los videos con distintos personajes. Les ofrezco algo que no van a ver en otro lado, porque pueden escuchar a Ricky Martin cantando “Vuelve”, o a L-Gante cantando “RKT”, pero no a ambos haciendo una canción de Camilo. Y yo voy por ese lado, con algo nuevo, que sea divertido y con personajes que no tienen nada que ver. A veces hago especial “Futbolistas” o “Políticos”, o los mezclo a todos. Me encanta porque es una locura al momento de grabar: pongo la canción y el primero que se me venga a la cabeza lo hago.

-A futuro, ¿te interesaría experimentar otra arista artística?

-Sí, y creo que va a llegar ese momento. Los personajes que son imitaciones los súper disfruto, pero en unos años quizás me llegue la posibilidad de hacer, por ejemplo, un policía, un gerente, u otro rol, 'a cara lavada', y eso es un gran desafío, porque ahí no tenés una persona para copiar, hay que formarla desde cero. Ese proceso me gustaría vivirlo, quiero que esté presente en mi carrera. La imitación es una rama de la actuación. Nosotros estamos actuando, somos actores y actrices, entonces no estamos tan lejos de eso, lo podemos hacer, solo que, en este caso, nos focalizamos en una rama.

Un camino ascendente entre aplausos y risas

Tanto en el colegio como en su casa, Iván recibió los primeros elogios por su talento. Cuando era chico imitaba a vecinos y personalidades famosas, como Shakira. Con el paso del tiempo, el abanico se fue ampliando y, si bien le tiene aprecio a todos los personajes que interpreta, hay algunos que le funcionaron como un trampolín para el reconocimiento popular y la expansión laboral.

“En su momento hacía a Ricardo Fort en Bendita, era increíble porque la gente me relacionaba con ese personaje, así que le tengo un cariño especial. Después, en Bienvenidos a bordo imité a Beto Casella, con quien había trabajado y había visto cómo era fuera de cámara, cómo caminaba y cuál era su postura, entonces me dio mucho fruto, ¡mucha gente lo pedía! Por otro lado, en Radio Vale, con Laurita Fernández, surgió la posibilidad de hacer a Lizy Tagliani, y los oyentes se confundían, llevaban regalos al estudio para dárselos a ella. Disfruto a todos los personajes por igual, no puedo imitar a alguien que no estoy disfrutando, sino no se puede transmitir”, señaló Ramírez.  

Detrás del micrófono

Todas las mañanas el actor participa de dos programas radiofónicos: Duro de callar, con Tomás Méndez, por Radio Del Plata, y Decimetro, con Laura Fernández y Gabriel Schultz, por Metro 95.1.