Florencia Aracama y Nicolás Busso: los extraordinarios acróbatas argentinos que volaron en “America’s Got Talent”

La pareja conformada por la artista oriunda de Ciudad Jardín (El Palomar) y el artista proveniente de Lomas de Zamora arrasó en el exitoso programa de televisión estadounidense. En diálogo con El1 Digital, contaron las distintas etapas de su presentación, sus comienzos en la disciplina y sus objetivos profesionales.

Si cada historia de vida puede ser representada con una canción, sin dudas la de los acróbatas argentinos Florencia Aracama (Ciudad Jardín, El Palomar) y Nicolás Busso (Lomas de Zamora) se musicaliza con Aprender a Volar, de Patricia Sosa. Además de ser reconocidos mundialmente por su ovacionada y reciente presentación aérea en el programa televisivo America’s Got Talent, su camino profesional se compara con un vuelo conjunto en constante ascenso. Tal como dice el tema, se trata de una aventura de amor y coraje, en la que la capacidad, el deseo, la formación y la perseverancia les permitieron superar barreras externas y personales y cumplir grandes sueños.

Talento argentino por el mundo

America's Got Talent es uno de los shows más exitosos de la televisión estadounidense, donde se presentan participantes locales e internacionales con algún tipo de talento, y los que son elegidos por el jurado avanzan a las siguientes etapas. Si bien el ciclo es visto por televidentes de todo el mundo, algunas presentaciones tienen gran repercusión en Argentina, como fue la de Florencia y Nicolás, que se grabó en Los Ángeles en abril y se emitió en julio. La pareja hizo un número de acrobacia aérea con anillas al ritmo de Creep (Haley Reinhart) y sorprendió tanto al estrado como a la audiencia.

Sobre las motivaciones para participar del certamen, Aracama recordó: “Estos últimos años fue súper complicado estar motivado, con la pandemia el entretenimiento fue muy golpeado. Nosotros estábamos trabajando en el Cirque du Soleil y, de repente, todos nos quedamos afuera. Entonces pensamos cómo reinventarnos, qué podíamos hacer como emprendedores para salir con nuestro número y nombre. Preparamos el material y lo mandamos a todos lados”.

La producción del programa conoció a la pareja a través de sus redes sociales, donde vieron su talento en diferentes videos. El proceso de participación arrancó aproximadamente en octubre del 2021, aunque los artistas ya tenían su acto armado tuvieron que acotarlo en relación a los tiempos televisivos y adaptar distintos aspectos. Asimismo, formaron parte de varias instancias de entrevistas donde contaron su historia de vida y propuesta.

En cuanto a los momentos previos a la audición, Busso describió: “Nos pusimos nuestra resina y controlamos que las anillas no estuvieran enroscadas y quedaran quietas, porque si alguien las toca y tiene aceite, grasa o polvo en las manos, para nosotros es peligroso. Además, hablamos y repasamos el número con nuestro entrenador, que era quien manejaba el motor, por eso subíamos y bajábamos”.

A continuación, Florencia agregó: “Cuando nos dijeron '¡Ahora pueden entrar!', agarré la mano de Nico, ingresamos, y pensé '¡Uy, es un montón!'. Estábamos acostumbrados a estar en escenarios de todo el mundo, en estadios increíbles de más de 5000 personas, pero ahí estábamos los dos solos con un montón de información. Pudimos manejar bien el estrés e hicimos un buen número”.

Una anécdota de la presentación fue la entrevista que les hicieron los jurados antes de 'volar' por el estudio. “El audio de ellos era muy bajito, no escuchábamos, hablamos inglés, pero no es nuestro idioma nativo, entonces nos costaba entender lo que nos estaban preguntando, así que la clave era leerles los labios. Después, cuando bajaron las anillas, nos pusimos en posición y todo se cerró a lo que hacemos nosotros y nada más”, relató Nicolás.

Al culminar el acto, tanto el público presente en la platea como los jurados aplaudieron eufóricos y se pusieron de pie. “Nos dijeron cosas súper lindas, como lo del cambio de roles, que Flor me levantaba a mí, ya que no siempre es el hombre el que tiene que llevar a la mujer en el acto aéreo”, señaló el acróbata. Luego, su pareja añadió: “Además tuvo mucha repercusión en Argentina. Está buenísimo que se pueda ver el trabajo que hay detrás, la perseverancia, y que solos pudimos lograr estar en ese escenario en Hollywood, que es una cosa impresionante. ¡Recibimos mucho cariño de la gente!”.

Por otro lado, adelantaron que se encuentran preparando un nuevo número artístico y aguardan la convocatoria para la etapa de los shows en vivo. En relación a la presión de audicionar ante los notables jueces, la artista del Oeste confesó: “La realidad es que estamos disfrutando nosotros y dándole un espectáculo a la gente, porque competimos toda la vida. Cuando era atleta me ponía tan nerviosa que no llegaba a disfrutar de estar haciendo lo que me gustaba, estaba muy pendiente de si clasificaba, o no, para ir a competir, era otro grado de exigencia. Con el tiempo pude aprender a dominar eso”.

Abrir las alas y echarse a volar

Cuando Florencia tenía alrededor de cuatro años era muy enérgica y se colgaba de todos lados, por ejemplo, cuando iba a la plaza. Sus padres la anotaron, primero, en danza clásica, luego, en natación, pero ella sentía que esas actividades no eran lo suyo, hasta que apareció en su vida un gimnasio de El Palomar y empezó Gimnasia Rítmica.  

“¡Cuando entré la primera vez, vi la cinta… ¡y me volví loca! Empecé a ir como hobby, pero me lo tomé súper enserio, y con once años entré a la Selección. Mis papás me decían que me lo tomara tranquila, pero no, me encantaba, entonces el hobby resultó ser parte de mi vida. Y me encantó crecer en el deporte con mis amigas y poder viajar”, destacó.

A su vez, resaltó: “Yo creo que la formación hace la diferencia. Capacitarse en absolutamente todos los aspectos que uno pueda genera herramientas que se pueden aplicar en todo lo que uno se proponga, para cumplir los objetivos”.

Por su parte, Nicolás fue el primer niño de su familia y recordó entre risas cómo sus tíos lo tiraban de uno a otro, y cree que de ahí viene su gusto por la adrenalina de saltar y volar. De chico vivía frente a una plaza, por lo que, al igual que su pareja, cuando visitaba el lugar trepaba los árboles. Asimismo, copiaba distintas acciones que hacían sus dibujos animados preferidos, como los Power Rangers y los superhéroes de Marvel, y así aprendió a hacer ejercicios como la medialuna y la vertical.

“Fui a fútbol, pero no servía, porque me colgaba en el arco y me balanceaba, o hacía medialunas mientras corría. Hasta que en una colonia de vacaciones me vio una profesora y me preguntó '¿Vos no hacés gimnasia?', le respondí que no y me planteó arrancar. Habló con mis papás y empecé gimnasia a los seis años, ¡nunca frené!”, compartió.

Ambos integraron la Selección Argentina de Gimnasia Rítmica y Artística durante diez años. Si bien ya eran amigos mientras entrenaban en zonas cercanas, hace nueve años formaron pareja, y hace más de tres se casaron. Su admiración mutua y complicidad no solo se observa en sus números artísticos, sino también en el transcurso de la entrevista, donde construyen las ideas en conjunto e intercambian risas.

Adrenalina y sorpresa en el aire

Años atrás, un viaje laboral a Israel resultó bisagra para uno de sus grandes pasos profesionales. Tras haber observado allí el trabajo de artistas oriundos de diferentes lugares, tomaron mayor conciencia de su nivel y talento, entrenaron de manera intensa y se animaron a mandar su material al Cirque du Soleil, que era una de sus metas. Finalmente, el sueño se cumplió y formaron parte de dos exitosos espectáculos: Sep7imo Día, que homenajeaba la música de Soda Stereo, y Joyà, en México.

Respecto al origen de su propuesta artística aérea con anillas, Busso contó: “Pensamos qué podíamos hacer juntos. Ella venía de la gimnasia rítmica, nunca se había colgado ni había hecho mortales. Yo venía de la gimnasia artística, y ya hacía un número de anillas solo. Analizamos varias técnicas y elegimos hacer anillas, ya que iba a ser único, diferente y difícil. Era algo en lo que yo ya tenía experiencia y le podía enseñar. Además, al hacer yo la carrera de kinesiología, nos podíamos ir cuidando y evitar cualquier tipo de lesión, incluso frenar ante una mínima molestia del cuerpo, hacer la rehabilitación y volver a entrenar. ¡Así surgió Duo Rings!”.

Sobre las claves al planificar sus actos, Aracama indicó: “Paciencia, buena comunicación y confianza. También hacemos mucha meditación, nos concentramos en la respiración y en el momento presente”. Luego, su compañero agregó: “Siempre buscamos la originalidad, como darle una vuelta de rosca a algo que por ahí ya se vio. Somos muy exigentes, vemos un montón de veces nuestros videos y corregimos para mejorar. La formación también implica pasar mucho tiempo delante de un espejo, visualizando las secuencias correctas, escuchando mucho la música, y demás cuestiones”.

Hacia adelante

Además de dedicarse a Duo Rings, ambos continúan formándose en idiomas, haciendo diferentes cursos vinculados a sus disciplinas y transitando sus respectivas carreras universitarias. En el caso de Florencia estudia Licenciatura en Administración, mientras que Nicolás se enfoca en la Kinesiología. 

En torno a sus próximos objetivos, el artista de Lomas de Zamora aclaró: “Después de la pandemia empezamos a vivir el instante, porque hay cosas que surgen y otras que se cancelan a último momento, entonces por ahí se pone toda la energía en algo que quizás no sucede. La meta más cercana es volver a America’s Got Talent, estamos enfocados ahí”. Y, por último, la acróbata de El Palomar proyectó: “Nos vamos adaptando al corto plazo y vamos viendo. Nuestro objetivo principal es llegar a trabajar en un show en Las Vegas, o en cualquier otro escenario importante, mientras desarrollamos algo propio a nivel empresarial”.