Emilia Mazer: “Actuar es un acto de amor”

La actriz integra los elencos de las obras “Encuentro Casual” y “Ampelmann, una comedia sobre el amor y otras revoluciones”. Habló de los ejes de debate que traen ambos espectáculos y se refirió a los desafíos que implica su abordaje. Su particular vínculo con el teatro independiente y el desarrollo de su faceta docente.

Emilia Mazer

Si bien el presente artístico de Emilia Mazer la encuentra alejada del prime time televisivo, su desarrollo profesional está abocado actualmente a las tablas. Es que la reconocida actriz protagoniza dos obras al mismo tiempo: una de ellas es Encuentro Casual y, la otra, Ampelmann, una comedia sobre el amor y otras revoluciones. En ambos casos, la reflexión y la introspección coquetean con el humor y le brindan al público un mensaje tan profundo como entrañable.

¿En qué consiste este encuentro casual que se ve en escena?

La historia propone el reencuentro de dos personas de 50 años, que se conocieron hace 25, y que afrontaron un exilio. Él es un director de cine que estudió en Italia y, actualmente, vive en Brasil, país al que se tuvo que exiliar a los nueve años, cuando a su padre lo “chuparon” en la época de la Dictadura. Ella se fue a vivir a España en los ’90. Allí trabajó de camarera y vendía los cuadritos que pintaba. Luego, volvió a Argentina y empezó a trabajar como periodista, pero como se hace mala sangre con las cuestiones políticas y lo que sucede en el mundo, cubre espectáculos más frívolos. Es en ese marco que se reencuentra con este muchacho, quien vino al país a presentar una película que narra su propia historia.

¿De qué manera se aborda este entramado?

El espectáculo plantea una historia compleja y profunda, pero con una visión de la vida más filosófica. De alguna manera, se muestra al amor en una determinada generación, con sus logros, frustraciones, ideales y posibilidades, y se habla de la relación que mantienen ambos con su propio país. Él está casado y tiene un hijo pequeño, mientras que ella está soltera, y no se sabe mucho acerca de su vida privada, porque va mintiendo detrás de una imagen que quiere mostrar. Si bien prevalece un proceso en torno hacia la verdad y la justicia, la historia tiene muchos momentos de humor, de liviandad e ironía.

¿Qué desafíos les representó encarar esta obra?

Hacer teatro se trata de lidiar siempre con las dificultades. En principio, resulta desafiante encarar un proyecto propio, es muy diferente a ser convocado, porque es más cómodo en cierto punto; sin embargo, es salir de la zona de confort e implica la gratificación de trabajar como uno quiere. Para mí, actuar es un acto de amor. No elijo las cosas por lo que voy a ganar, sino por lo que me moviliza; a veces, tan solo me divierte, pero eso es parte también de elegir sanamente un proyecto. En este caso, siento que está todo: primero, porque en medio de la pandemia nos generamos trabajo; además, la gente necesitaba el alimento de la ficción para poder transcurrir el encierro. Por otra parte, creo que va a pasar mucho tiempo hasta que los actores podamos volver a vivir del teatro. En lo personal, lo que me que hace bien es hacer sentir bien a los espectadores y percibir ese amor que trasciende la obra.

A lo largo de tu trayectoria, desarrollaste un vínculo íntimo con el teatro independiente...

Desde que empecé, siempre hice teatro independiente. Tuve un teatro en la calle Zelaya, al que llamé El ángel del Abasto, pero lo cerré en el 2001. Además, dirijo a los alumnos que se reciben en mi estudio; luego continúo con el grupo de actores que se genera y armo cooperativas continuamente. Yo no doy clases dirigiendo, pero, cuando se reciben y dan muestras de profesionalismo, armo una suerte de seleccionado y realizan un trabajo en teatro. De hecho, este año vamos a estrenar una adaptación que hice de Un barco al infinito, de Alejandro Casona. El teatro independiente, al igual que la dramaturgia y la dirección, es mi lugar de expansión, de crecimiento; la verdadera Emilia está ahí.

Paralelamente, también integrás el elenco de la obra Ampelmann...

Es una obra muy bien lograda, de Víctor Winer. Es muy atractiva y nos permite un juego escénico súper copado. Aquí, lo histórico es algo que atraviesa la obra; no está explicitado el tiempo en el que ocurre, creo que es en los ’90, luego de la caída del muro de Berlín. Es una comedia desopilante, que trae a escena un triángulo amoroso. La trama cuenta la historia de un marido que se fue a hacer una revolución de semáforos a Alemania. Mi personaje es el de Marta, su mujer, y lo único que siente es que fue abandonada, por eso formó otra pareja. De pronto, el día del cumpleaños de su hijo, aparece, y todo lo que sucede con lo vincular es delirante.

Enseñanza

“Mi proyecto más continuo y sólido es que soy profesora desde hace 25 años. La docencia me atraviesa y me justifica, porque para mí no tiene sentido aprender ni desarrollar nada si no lo puedo transmitir. En mi espacio, El Aleph, brindo clases personalizadas y me encargo del paso a paso en la formación”, destacó Mazer.

En la pantalla chica

Recientemente, Emilia culminó el rodaje de Planners, la nueva serie de Disney +, donde tendrá una participación. Además, acaba de grabar, junto a Fabián vena, Revelados en blanco y negro, una serie argentina dirigida por Federico Palazzo que cuenta con apoyo del Ministerio de Cultura y que se estrenará en la Televisión Pública.

Agendar

Un encuentro casual se presenta todos los viernes a las 20 en Mil80 Teatro, ubicado en Muñecas 1.080, Capital Federal. Ampelmann, una comedia sobre el amor y otras revoluciones puede verse los domingos a las 18 en el Teatro Border, localizado en Godoy Cruz 1838, Capital Federal.