Dalia Gutmann: "A mí me resulta familiar y natural ser yo"
La comediante protagoniza el unipersonal “Cosa de Minas 2- Tengo cosas para hacer”, en el Teatro Maipo. Se refirió a las singularidades del nuevo show y la realización de sus monólogos. Su participación en la pantalla grande y su incursión en nuevas experiencias artísticas.
Generalmente, interpretar un monólogo requiere que la protagonista lleve adelante su narración con claridad, conexión entre las distintas ideas, expresión, ritmo y seguridad, pero, sobre todo, que capte la atención de la audiencia. A partir de su experiencia y profesionalismo, la comediante y locutora Dalia Gutmann no solo domina este tipo de discursos sino que, además, despierta genuinas carcajadas en el público en cada una de sus presentaciones, ya sea arriba de un escenario, frente a las cámaras de televisión o en el micrófono de una radio.
Esta temporada de verano, Gutmann realiza en el Teatro Maipo (Esmeralda 443, Capital Federal) su espectáculo Cosa de Minas 2- Tengo cosas para hacer, con sus textos y dirección de Mariela Asensio. Cada jueves y sábado, por medio de monólogos, canciones y videoclips, Dalia se ríe y padece el acelere diario, habla de la lista interminable de actividades, de la culpa, la relación con el cuerpo, los vínculos, lo que la hace sufrir, y también lo que le da alegría.
Hiciste tu show Cosa de Minas durante una década y en 2021 lanzaste la segunda parte, ¿qué te motivó a dar este paso?
En realidad, Cosa de Minas iba cambiando durante el tiempo, fueron nueve temporadas ininterrumpidas y mucha gente me decía '¡Ya lo vi!', y yo les respondía 'El show que estoy haciendo no tiene nada que ver con el de hace años', ocurría que no le cambiaba el nombre, y en un momento, si bien amaba hacerlo, tenía la necesidad de animarme a emprender algo desde cero, exponerme desde otro lugar, hablar de temas más actuales, hacer otras cosas como cantar, y también sentir la adrenalina de lo nuevo. Como son en primera persona y hago de mí, la esencia de ambos shows es la misma, lo que cambia es esto de pasar de hacer más que nada stand up a una propuesta teatral más integral, pensando más en las luces, la escenografía, el vestuario... También era un desafío porque el monólogo de Cosa de Minas anterior estaba súper probado y era bastante efectivo, la gente se reía sí o sí, entonces, tenía que encontrar nuevos chistes y buscar nuevamente cuáles iban a ser las partes de este nuevo espectáculo donde la gente se iba a reír seguro.
¿Cómo confeccionás tus monólogos?
Tengo un pequeño secreto que lo aprendí cuando era periodista y hacía móviles en la calle, que consiste en tener tres ideas, no el monólogo escrito, sino que si quiero hablar de 'esto', 'esto' y 'esto', esa es la estructura, empezar 'acá', en el medio ir por 'acá', y terminar 'acá'. Eso me ayuda mucho a la frescura del monólogo, porque sé lo que quiero decir pero trato de expresarlo con las palabras que me salen en ese momento, no repitiendo un texto tal cual. Generalmente los armo un poco así, pensando en los temas de los que quiero hablar, y obviamente función a función voy encontrando más chistes. El humor funciona mucho en la síntesis, algo que se puede decir en tres palabras, no lo hago en ocho, sino en tres, y así va a ser más efectivo.
¿Qué complejidad te implica exponerte ante el público como Dalia y no como un personaje?
Es como un nivel de inconsciencia total. Cuando veía a un monologuista, pensaba, '¿Cómo se expone así?', me parecía una locura inmensa exponerse tanto, pero cuando estás arriba del escenario te tenes que olvidar de toda la neurosis, de todos los miedos. Es como que un poco lo tomo con naturalidad, es como 'Bueno, es mi rol en esta sociedad subirme y exponerme'. Y dejo de ser yo en realidad, ahí me entrego a una versión mucho más copada de mí misma, trato de entregarme al cien por ciento a la tarea de hacer reír y desaparecer yo como persona, y como neurótica. Así como un 'actor de raza' tal vez no soportaría hacer de sí mismo, a mí me resulta familiar y natural ser yo.
¿En qué circunstancias empezaste a reírte de vos misma y de tu mundo?
Estudié locución y la verdad que mi primer plan era ser una buena locutora y periodista, quería ser conductora de noticiero, pero después era como que no encajaba en esos programas, ni en ninguno de los más estructurados. Creo que AM, antes del mediodía (N.El1: Magazine conducido por Vero Lozano y Leo Montero) le dio cierta licencia a esta cosa medio torpe que tengo, como que yo quiero hacer las cosas bien pero siempre me mando una macana, y ahí me lo autorizaron mucho. Eso ayudó a que el público me conozca y a decir 'Ah, pará, ¡Sirvo para esto!', y que, en vez de estar tapando, como hacemos los seres humanos con todo lo que no nos gusta de nosotros, ¡hacer algo! Me parece que cuando te reís de todo eso que no podes cambiar de vos mismo, de todo eso que te traba, y lo podes convertir en un material humorístico, te alivias no solo a vos sino también a la gente que lo ve.
Sos una de las referentes del stand up argentino, ¿qué cambios de paradigma experimentaste en el humor a lo largo de los años?
Algo que cambió profundamente es que cuando yo empecé a principios del 2000 había un discurso muy armado de 'No queda bien que la mujer diga eso, que hable así', como que había un montón de ideas sobre lo que era ser mujer y hacer humor, mientras que, ahora, está naturalizado que la mujer haga humor, no es tan sorprendente como en otra época. Como que la sociedad ya entendió que las mujeres podemos hablar de lo que queramos, no tenemos temas prohibidos y temas permitidos, si vos tenes ganas de hablar de eso y te la bancas… ¡Podes hablar de lo que se te canta! Y yo creo que todos los días uno tiene que sortear barreras que te ponen de afuera y las que te pones vos mismo, eso es cotidiano, pero a su vez trato de ser un poco inconsciente de todo eso, porque me parece que te ata y te limita pensar en todas las barreras, siempre va a haber gente a la que no le gusta lo que haces, gente que le va a gustar que te vaya mal, sin embargo, trato de no focalizar mucho en eso, lo importante es seguir trabajando.
En tu página web confesás que sos de perderte y también de encontrarte, ¿en qué sentís que te perdés y en qué te encontrás en la profesión?
Creo que me pierdo mucho en todos los enrollos, así que trato de rodearme de gente que me desenrosque, porque sino es 'No voy a llamar porque si llamo…' o 'No sé si me interesa tanto el proyecto… pero sí, me interesa', me pierdo en mi propia neurosis, en todo lo que voy pensando y no tiene sentido, que me hace perder tiempo. Y de repente me encuentro cuando estoy arriba del escenario y escucho la risa, ahí me vuelvo a encontrar con lo que a mí me gusta y con lo que siento que puedo servir. Así que me desoriento un poco quizás entre lo que pasa en el afuera y adentro de mi cabeza, pero siento que vuelvo al eje, a entender que elegí el camino de la comedia y es el que me gusta transitar.
Debut en la pantalla grande
En 2017, Dalia interpretó a Marcela, la amiga de Verónica (Julieta Díaz), quien es la protagonista de la película El fútbol o yo, dirigida por Marcos Carnevale. “El cine argentino siempre me volvió loca, así que cuando de un día para el otro me preguntaron si podía hacer un personaje para una película con Adrián Suar, dije que sí, ¡me encantó!”, recordó.
Luego, en 2020, puso la voz a Dab Dab, la pata del filme Dolittle, protagonizado por Robert Downey Jr. Sobre la experiencia, destacó: “Son esas cosas que no te las esperas y de repente pasan, ¡me sorprendió! Todo lo que tiene que ver con la voz me fascina, de hecho me encantaría dedicarme cada vez más a grabar voces de cuentos y personajes”.
Nuevas experiencias
Tomando como disparador el subtítulo de su espectáculo, Tengo cosas para hacer, Gutmann adelantó algunas actividades en las que estuvo incursionando en el último tiempo: arrancó a dirigir una obra para Microteatro, está realizando un documental que grabó en cuarentena vinculado a los inicios del stand up en Buenos Aires, y comenzó a escribir una serie que venía craneando hacía varios años. “Justo son tres cosas que nunca hice. Y me encantaría tener más oportunidades de conducción, me gustan mucho las entrevistas, las charlas, el humor, de repente conducir un late night, y un montón de cosas. Aparte obviamente están mis hijos que son lo que más trabajo y amor me llevan en la vida”, compartió.