Claudio Da Passano: “Aspiro a que ´Argentina, 1985´ sea el principio de un debate que los argentinos nos debemos”

El actor que interpreta al dramaturgo y colaborador de Julio Strassera, Carlos Somigliana, en el filme de Santiago Mitre, relató su experiencia emocional. La película puede disfrutarse en el Teatro Universidad, donde las entradas están a la venta en la boletería o a través de Ticketek.

Argentina, 1985 se ha convertido en un fenómeno desde su estreno, el pasado 29 de septiembre, en el Teatro Universidad. La película narra la investigación de los fiscales Julio Strassera (Ricardo Darín) y Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani) en el Juicio a las Juntas, que marcó un antes y un después. Entre los colaboradores de la causa se encontraba Carlos Somigliana, quien es fielmente interpretado por Claudio Da Passano.

El actor hizo su debut teatral en 1983 y desarrolló una extensa carrera en ese ámbito, donde fue protagonista de la obra Toc Toc, y en la pantalla grande fue parte del elenco de Un hijo genial y Mi papá se volvió loco. En tanto, en televisión participó en Poliladron, El Tigre Verón y Chiquititas. En 2019 obtuvo un premio ACE por su actuación en Hamlet, en el papel de Polonio y, en 2021, la Fundación Konex hereda la premiación de su madre María Rosa Gallo en las ediciones 1981 y 1991, otorgándole en dicha edición el "brillante" en la disciplina Actor de Teatro por el período 2011-2020.

El filme es proyectado en la flamante sala de esta Casa de Altos Estudios (Florencio Varela 1.903, San Justo), al menos, hasta el 23 de octubre y las entradas pueden adquirirse en la boletería (lunes a viernes de 11 a 21 y sábados y domingos de 11 a 20) o a través de Ticketek.

- ¿Cómo fue la experiencia de rodar un acontecimiento tan importante para los argentinos?

Fue una filmación extraña en muchos sentidos, porque estábamos en pandemia, se trataba de una de las primeras películas que se llevaban a cabo durante esa época y había que controlarse clínicamente, por eso tuvimos muchos cuidados y fue complicado porque no se sabía cómo abordar algunas tomas. Algunos actores y técnicos se enfermaron y, como consecuencia, había que reemplazarlos. También, muchos de los interpretes de mi generación estamos atravesados por los hechos ocurridos durante la dictadura. Recuerdo que el Juicio a las Juntas fue una situación tensa porque, a pesar de que los militares no estaban en el poder, no eran débiles, por lo cual era una amenaza constante. Filmar con toda esa carga emocional era complicado para nosotros; si no, sería algo pedagógico o didáctico, y la idea no era esa.

- ¿Cómo lograste interpretar a Somigliana?

Los actores, cuando tenemos que hacer un personaje histórico, siempre tenemos dos opciones posibles: la primera es nutrirnos de información para trabajar sobre cierto piso de realidad; la segunda es actuar desde lo que el texto y las situaciones nos dicen. En mi caso, podía acceder a muchas fuentes directas, pero elegí ir al set y tratar de entender lo mejor posible el libreto y no copiar o basarme en alguien que no frecuenté. Hay que cuidar que sea verídico y creíble. Me pareció más genuino estar despojado de información respecto a Carlos (Somigliana). Por otro lado, conocía sus obras. Más tarde, me enteré de que era amigo de Strassera y trabajaba como empleado judicial.

- ¿Cuáles fueron sus sensaciones al revivir el Juicio a las Juntas?

Un día fui al set (no me tocaba filmar) a visitar a mis compañeros, que estaban ensayando una escena en la sala de audiencias original. Entonces, entré y estaban, de espaldas, los actores que interpretan a los militares. No me lo esperaba, me agarró distraído y tuve un ataque de angustia y llanto. Cuento esto para que se comprenda la carga con que íbamos a trabajar; teníamos que cuidarnos de que eso no pasara: de lo contrario, hubiésemos tardado más en finalizar el filme. A todos nos pasó un poco lo mismo. Es un tema muy potente que nos toca de cerca, que divide a la sociedad y no está resuelto, entonces está presente en el cuerpo de cada uno. Habiendo pasado la época, hay que resolverlo de una vez.

- Es la primera vez que trabaja con Santiago Mitre. ¿Qué le pareció compartir el set con él?

Es un gran director de cine, buen contador de historias, cuida mucho los detalles y cómo narrar. Había que sentarse, escucharlo, proponer y que él te fuera acomodando en el lugar de cada personaje que, para él, debía funcionar.  Santiago (Mitre) sabe muy bien lo que realiza, la tiene muy clara y eso se refleja en la película cuando uno la ve por primera vez. Por lo tanto, se pueden entender muchas cosas que, en otro momento, no. Además, junto a Ricardo (Darín), Peter (Lanzani) y los chicos, fue una filmación soñada, un placer, y se disfrutó mucho.

- ¿Qué le pareció el largometraje?

Salimos llorando, emocionados y gritamos. La vi dos veces y en ambas me sucedió lo mismo. La quiero ver una tercera vez y creo que voy a tener sensaciones similares. Al ser una temática divisoria, la gente reacciona de esa manera, visceral y emotiva, que no permite grises. El rodaje duró tres meses y grabamos doce horas diarias, por lo que fue muy agotador. Estuve en cama una semana del cansancio por el esfuerzo que llevó hacer el filme y Santiago más, con la posproducción.

- ¿Cuáles son sus recuerdos de aquellos años?

También te puede interesar...

Cuando terminó la dictadura, al tiempo me di cuenta de que la libertad es la ausencia de miedo y poder salir a la calle. Vivimos diez años aterrados, mis padres fueron amenazados por la Triple A y, luego, por los militares. Fueron años muy duros y a lo que aspiro es que la película sea el principio de un debate grande que los argentinos nos debemos para que ciertas cosas no se toquen, independientemente de la ideología política que tenga cada uno. ¡La muerte… nunca más! Espero que abone un poco a esta idea y los jóvenes, que muchos no tienen conciencia de lo que fue ese Juicio, puedan verla.

-La actuación, un modo de vida...

Para mí es diversión, es un gran juego y hay que tomarlo seriamente, pero nunca deja de ser un juego. Para mí, la actuación es ser creativo, pasar un buen rato con gente entrañable, algunos son amigos, otros no. En mi opinión, lo que debe suceder en el set o en el escenario es que la actuación sea lúdica y la tengo que pasar bien.