Entre Alberto Castillo y Astor Piazzola: Víctor Hugo Morales y su pasión por el tango

En diálogo con Radio Universidad, el histórico relator de fútbol se refirió a su pasión por el tango. “Era una manera rebelde de resistir a programas de televisión como El club del clan”, comentó.

Para Víctor Hugo Morales su amor por el tango fue un gesto contra las corrientes musicales de moda que asomaban en la excitante década del 60. “El tango era una manera rebelde de resistir a programas de televisión como El club del clan”, cuenta el conductor de C5N y AM 750, en diálogo con Radio Universidad.  

En aquellos tiempos juveniles, la música del 2x4 le llegó de la mano de un amigo que aún conserva. “Íbamos a pescar juntos y mi amigo cantaba tangos y yo leía el diario en voz alta jugando a ser locutor”, evoca el autor del “barrilete cósmico”.

Poco tiempo después, Víctor Hugo pasó de hablarle al viento a tener un programa musical en la mítica Radio Colonia. En esa emisora histórica el acercamiento a la música fue mayor y el vínculo con su amigo cantor se acentuó más.

“Presenté un concurso de tangos en el club Platense, en mi país, y mi amigo cantó “Garúa” y ahí conocí a Tito Cabano y Alberto Mastra, grandes músicos”, recuerda Víctor Hugo. Además, ese par de amigos alimentaba su paladar tanguero con “Grandes valores del tango” y “otro ciclo que daba canal 7”.

Los cantantes de tango tenían su grupo de admiradores o fans que los seguían a todas partes. “Uno de los hombres que más admiré era Alberto Castillo. Se presentó en un club del pueblo, pero no teníamos plata para la entrada. Le dijimos que queríamos saludarlo, salió a la calle y cantó para los que nos habíamos quedado afuera”, destaca el gesto que era habitual en el artista.

Si Castillo acompañó la adolescencia del conductor, Astor Piazzola marcó el tiempo de la madurez en la conformación de su canon musical.  “Astor me ayudó a conocer la música de académica”, apunta, y cita a pianistas de gran renombre internacional como Luis Batlle Ibañez, a la sazón hijo y hermano de expresidentes de Uruguay. También le abrió la puerta al universo del maestro Osvaldo Pugliese.

La devoción por Piazzola se debe a su condición de artista genial y  por su “coraje para romper” con lo establecido y buscar nuevos caminos.  “Discutí con quienes lo criticaban por convertir el tango en otra cosa”, afirma, al tiempo que subraya que Astor “rompió con su grupo de pertenencia. “Dejar la orquesta de Aníbal Troilo fue de valientes cuando tenía garantizada una vida cómoda, aunque hubiese seguido por caminos trillados”.

Consultado si hay un punto en común entre él y el autor de “Adiós Nonimo” por aquello de romper con lo que hay y defender las convicciones. Víctor Hugo considera que lo de Astor es “único” aunque reconoce que la vida “es no quedarse quieto” y admite que tuvo que romper con cierta comodidad profesional para defender sus ideas políticas.

“Yo soy un deudor de la vida, la vida me ha tratado bien. Y las cosas salieron a flote. Hay que animarse a que haya gente que no te quiera, eso es muy piazzolano”, concluye.