El Marginal 4: Juan Minujín y Martina Gusmán se reencuentran entre rejas

Si bien la continuidad de una serie por varias temporadas es algo que sucede con mayor frecuencia en las plataformas de streaming en los últimos años, resulta un desafío que la propuesta audiovisual y el interés del público se mantengan estables o se incrementen. Sin embargo, en el caso de El Marginal este reto se supera con creces. Es que el reciente estreno de su cuarta parte en Netflix no solo redobló la oferta artística y el fanatismo de la audiencia sino que, además, volvió a reunir en pantalla a Juan Minujín, como Miguel “Pastor” Palacios, con Martina Gusmán, como Emma Molinari. En esta ocasión, sus personajes se enfrentan a obstáculos que ponen en riesgo tanto su relación como sus vidas personales.

¿Cómo se resignifica “Pastor” en esta temporada?

Juan Minujín: El personaje ya maduró una serie de cosas que en la primera temporada no. En la primera lo sorprende, se tiene que meter en ese mundo y tiene una cobertura, en definitiva es un policía encubierto con una misión, pero en esta temporada, cuando Pastor vuelve a caer preso y perder un poco el sueño que tenía con Emma, ahí hay algo por lo que ya pasó, entra a esa cárcel de una manera distinta, la relación que tiene con los Borges, con la Sub21- y particularmente con César- es diferente, así como también el anhelo de una vida afuera con Emma es completamente distinto. Es como alguien que ya se tropezó, ya cayó en un pozo, salió y, ahora, volvió a caer, entonces los caminos que toma son diferentes.

El primer capítulo arranca con una gran escena de persecución…

Martina Gusmán: Toda esa secuencia es alucinante, atrás hay un laburo de producción y de dirección inmenso, encima muy cerquita de mi casa de Luján. Estoy muy feliz con lo que quedó, con la experiencia, cerrarla así, la primera y la cuarta temporada son las que más disfruté en todo el proceso de Emma, ya que en cada una le va pasando algo diferente. Fue un placer inmenso reencontrarme con Juan y con el director Alejandro Ciancio, cada jornada era disfrutar un montón. Además, súper lindo cerrar así este proyecto después de seis años, que para mí es como la evolución de mi hijita Lucero, ya que yo estaba embarazada en la primera temporada, entonces siempre lo voy viendo con el crecimiento de ella.

J.M: Si, la verdad que el resultado es hermoso, como van confluyendo los problemas con los Borges, con César, con Emma, y las nuevas participaciones. El paso para adelante, que termina con la primera temporada y pasa a la cuarta, está buenísimo. Fue un placer total, y un desafío también, retomar un personaje que había dejado hacía varios años, pero la serie siguió muy viva con las temporadas dos y tres, entonces eso hizo que la vuelta en la cuatro tuviera más carnadura todavía. Además fue el reencuentro con un montón de amigos y de compañeros, tanto del elenco como del equipo técnico.

¿Llegaron a dimensionar el alcance masivo y mundial que tiene El Marginal?

J.M: Me parece que en el mundo entero pasa que vivimos en una sociedad en donde cada vez más gente va quedando en las márgenes, y un poco El Marginal le da voz a eso, dentro de una serie que es una ficción, que tiene humor, policial, y demás. Hay una parte que tiene que ver con toda la gente que va quedando afuera de lo que es más aspiracional, de lo que uno ve todo el tiempo en los medios, en las redes sociales, que es todo buenísimo, todos los lugares son hermosos, bueno, hay toda una parte que no es así, que no tiene esa valoración, tiene otra. Y eso se replica en muchos lugares, en América Latina sin duda, y en otras regiones también, creo que algo de eso es lo que interpela un poco al público, más allá de la Argentina.

M.G: Y también tiene algo súper transversal, que te cruzás con gente donde sea y hay algún tipo de identificación o de interés por El Marginal. En lo personal, fue una sorpresa increíble, todo, ya cuando recibí los libros me parecieron alucinantes, cuando sabía cuál iba a ser el elenco y el equipo, increíble, cuando filmamos las escenas desde el episodio uno… ¡era una escalada de sorpresa!, y después cuando explotó con el público. Jamás pensé que la serie iba a llegar a lo que llegó, es una locura, se generó una cuestión de fans, y creo que tiene que ver con la calidad, está filmada como si fuese cine, atrás tiene un equipo espectacular. Me parece que la gente respondió a eso y se generó un fenómeno que creo que ninguno esperaba, o sea que puro agradecimiento.

Misma esencia, distinto escenario

A diferencia de las primeras tres temporadas, que se filmaron en la antigua Cárcel de Caseros, en la cuarta edición la historia se alojó en otra locación, que dio lugar al penal de Puente Viejo. “El equipo de arte dirigido por Julia Freid construyó un decorado en una fábrica metalúrgica abandonada, ladrillo sobre ladrillo. Muchas partes eran frías, había hostilidad y precariedad en algunas cosas, básicamente porque el foco estaba puesto en que el decorado tuviera cierta realidad. Creo que todos después de la primera semana de filmar ahí ya sentíamos que era una cárcel. ¡Fue un trabajo descomunal el que hicieron!”, destacó Minujín.

Debut internacional

Las otras temporadas de El Marginal tuvieron su estreno nacional en la televisión abierta y, luego, llegaron al resto del mundo a través de la plataforma de streaming. Sobre la nueva dinámica, Gusmán expresó: “Que se estrene en un montón de países al mismo tiempo da una masividad que está alucinante. Fue al revés de como comenzó, ya que arrancó siendo un proyecto híper creativo que de repente explotó, cuando llegó a la pantalla de Netflix se empezó a ver en el mundo y ahí la gente empezó a reconocer la serie”.

Tomar nota

Para visualizar la serie de manera cronológica, el orden es el siguiente: inicio con la segunda temporada, a continuación la tercera, luego la primera y, finalmente, la cuarta.