Domingo F. Sarmiento: Distintas miradas sobre “el padre del aula”
El 15 de febrero de 1811 nació en San Juan el maestro, periodista, escritor y militar. Fue presidente de la Nación e hizo de la educación su bandera. Polemista incurable, su “sombra” despierta amores y odios. “A Sarmiento se lo parafrasea mucho y se lo lee poco”, afirma el doctor en Educación, Nicolás Arata.
Por Daniel Artola
La “sombra” de Sarmiento perdura en el tiempo y su figura, amada y odiada, sigue interpelando al país desde el fondo de la historia. Protagonista, entre otros, de la organización del país, suele ser mirado según las cercanías o distancias ideológicas. Su figura cobra distinta intensidad, según las afinidades de los gobiernos de turno. Ahora, por ejemplo, es referenciado por los sectores libertarios.
Pero ¿hay una mirada total, y desapasionada del autor de “Facundo”? ¿Es posible quitar la pasión del análisis cuando don Domingo Faustino fue todo ardor e ímpetu en su larga vida?
“A Sarmiento se lo parafrasea mucho y se lo lee poco”, afirma el doctor en Educación, Nicolás Arata, en el programa “Caminos de tiza” con la conducción de Mirta Goldberg en la Televisión Pública. El especialista propone “volver a las fuentes” y “leerlo de primera mano”.
Arata plantea que “Sarmiento es el símbolo de los desencuentros argentinos”, y llama a “pensarlo al revés” como alguien que “nos reúne” para el debate constructivo. “Es como el peronismo”, compara.
Sarmiento para unos y otros
El profesor de Historia y director del Centro de Documentación e Investigación acerca del peronismo, Darío Pulfer, hizo un repaso de las maneras en que fue presentado el autor de “Recuerdos de provincia”.
“La obra de Leopoldo Lugones de 1911, por encargo del Consejo de Educación, lo canoniza como hombre de Estado, y civilizador”, sintetiza el especialista. En cambio, en la década de 1930 aparecen los revisionistas con una mirada más crítica. Ramón Doll escribe “Las mentiras de Sarmiento” y el autor católico y nacionalista Ignacio Anzoátegui lo acusa de haber traído al país “el normalismo (por las maestras), los italianos y los gorriones”. Más adelante, el historiador Fermín Chávez aborda la perspectiva “anti gaucho” en “Vida del Chacho”. Por esos tiempos, se cuela Arturo Jaureche en el tema y, “recupera a Sarmiento como un apasionado, un hombre que hace y lo diferencia de sus herederos que no están a la altura”, en referencia a los liberales que vinieron después.
Hombres en puga
Sarmiento era un polemista habitual y consideraba al debate de ideas como un motor del progreso. Por eso, no podían faltar las discrepancias con su amigo Juan Bautista Alberdi a la hora de pensar el país que apenas era un dibujo en la arena. Las diferencias entre ambos se dieron por el modelo educativo. “Sarmiento está convencido que era imprescindible que el pueblo aprenda a leer y escribir. La educación como motor del progreso. Alberdi considera que primero hay que crear instituciones. Sarmiento acelera”, describe el rector Adrián Cannelotto de la Universidad Nacional Pedagógica.
Sarmiento cree en sumar a los inmigrantes, y que la escuela es el lugar de excelencia como eje para la construcción del país. Defiende una escuela pública y para todas las clases sociales. Él mismo se había visto imposibilitado de estudiar en el Colegio de Ciencias Morales (antiguo nombre del Nacional Buenos Aires) por su condición humilde.
La incorporación de inmigrantes europeos fue central. Para el licenciado en Ciencias de la Educación Pablo Pineau, Sarmiento confia en un pueblo instruido, pero duda del pueblo que había en ese momento. Plantea que el gaucho es vago y le falta interés por el progreso”.
Sarmiento, escritor
Para el historiador Javier Trímboli, recientemente fallecido, el sanjuanino rechaza que sus libros fueran literatura.
“En ‘Facundo’ hay algo de literatura, panfleto, política, narraciones, mucha oralidad, pulsión política por la construcción de una Argentina distinta. Es un género híbrido porque se mezclan distintos discursos”, sostiene.
El libro escrito en el exilio chileno es una diatriba contra el caudillismo basada en la figura de Facundo Quiroga, pero, destinada al líder bonaerense don Juan Manuel de Rosas.
El profesor cuenta una anécdota que tiene que ver con el principal enemigo del cuyano. “Al terminar de leer ‘Facundo’, Juan Manuel de Rosas afirma que así se ataca a un enemigo y les dice a los suyos que espera que lo defiendan con la misma vehemencia”.
Para Trímboli, cuando Sarmiento escribe “es un boxeador que sabe que hay que tener un enemigo y es Rosas. Escribir es mediar con la barbarie, es ordenar el caos”.
Según el escritor y lector total, Ricardo Piglia, “Sarmiento en mejor escritor que Borges. Nunca hubo un escritor igual, el dueño de la lengua era él”, y advierte contra los peligros de la cancelación, en una de sus clases en televisión que están en YouTube. “‘El ‘Facundo’ es extraordinario, sobre él se hizo el país. ¿Vamos a decir que no nos gusta porque no nos gustan las ideas políticas de Sarmiento? Me parece que nos quedaría poca literatura por leer”.