Estudian cómo las interacciones con humanos afectan la fauna

Un grupo de expertos estudia cómo ciertos factores culturales, a partir de la desinformación o los mitos, llevan a conductas que afectan de manera crítica a la fauna autóctonas. El rol de los medios y la necesidad de más educación, entre las principales herramientas para revertir el escenario.

Los mitos, los prejuicios y la desinformación parecen alimentar un escenario crítico para la conservación y el cuidado de la fauna autóctona. Un grupo de investigación del CONICET analiza los factores que conducen a una interacción negativa entre distintas especies locales y la población.

“Hay varios factores para que esa interacción tenga lugar. Por lo general, tanto en la ciudad como en el campo, las personas somos muy poco tolerantes ante la fauna que desconocemos. Y la reacción más típica es la persecución o el ataque a ciertas especies”, alertó Sergio Lambertucci, investigador principal del CONICET. Basta una escena para ilustrar el panorama: bajo la creencia de que las aves rapaces atacan masivamente al ganado, en muchas regiones, se comenzó a poner venenos de forma indiscriminada, lo que generó la muerte de estas especies en grandes cantidades.

Para Lambertucci, la clave en estos escenarios en el sesgo de información en torno a estos animales. A partir de un trabajo en Bariloche, por ejemplo, el grupo analizó qué información tenían los pobladores locales sobre aves carroñeras o rapaces, como águilas, cóndores, caranchos y chimangos, entre otros. “Los habitantes de la región sostenían que este tipo de especies atacaba y mataba a su ganado, cuando, en realidad, la cifra de animales muertos por estas aves era considerablemente baja. Hay otros factores, como la sequía, el anegamiento o los parásitos, entre otros, cuyo impacto en el ganado es muchísimo mayor que el de estas aves”, ilustró el investigador.

“Es clave conservar las especies amenazadas, cuidar las interacciones ecológicas y mantener entornos saludables a lo largo de todo el país”, considera Lambertucci. Fuente imagen: gentileza investigador.

El problema, advirtió el experto, es que, en muchas ocasiones, las decisiones drásticas terminan siendo más negativas. “Al poner veneno y morir los carroñeros, esa carroña se acumula y termina convirtiéndose en hábitat para patógenos. Esos restos son consumidos por especies como ratas o perros, que diseminan enfermedades por todas partes”, alertó.

Para el investigador, son necesarios enfoques multidisciplinarios -la mejora de las prácticas ganaderas, programas educativos y soluciones a los agricultores, entre otros- que minimicen las interacciones negativas y promuevan la coexistencia entre los seres humanos y la fauna silvestre en todo el territorio. “Es clave conservar las especies amenazadas, cuidar las interacciones ecológicas y mantener entornos saludables a lo largo de todo el país”, concluyó.

Recursos múltiples

Como aspecto positivo, Lambertucci considera que, en los últimos años, creció el interés por implementar la enseñanza de la fauna autóctona en ámbitos educativos. “Si bien mejoró porque hay más bibliografía, más interés y más conciencia por estas temáticas, sigue habiendo, en términos muy generales, muchas falencias para hablar de la flora y fauna nativa o de problemáticas ambientales locales. Solemos contar con más información de la fauna exótica que de la nuestra”, asegura.

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