Paula Bombara: "Lo que siempre está presente es el espíritu de la investigación"

La reconocida autora de libros de literatura juvenil reflexiona sobre la incidencia de su trayectoria científica en sus producciones y pone en discusión los preconceptos en torno a los géneros que la atraviesan.

Las palabras rodean la vida de Paula Bombara. Escritora, bioquímica y comunicadora científica, pasa sus días entre personajes e investigadores. Sus novelas más premiadas fueron El mar y la serpiente y La chica pájaro, dos obras que suelen recorrer las aulas de escuelas secundarias de todo el país.

Desde 2003, dirige la colección de comunicación científica para infancias ¿Querés saber? y cuenta cómo sus dos pasiones se entrelazan en sus libros.

¿Cómo repercute en tu obra literaria tu background científico?

Lo que rescato mucho de la formación científica es la manera de encarar los proyectos. Al principio, no tenía tanta conciencia de esto, pero, después, a medida que se fueron dando los proyectos literarios, me di cuenta de que siempre arranco investigando: hago experimentos con el lenguaje para ver cómo me siento. Hay algo de la metodología de la investigación científica que voy repitiendo a la hora de encarar los proyectos. Lo que siempre está presente es el espíritu de la investigación a la hora de escribir literatura.

Existe el preconcepto de que la literatura juvenil debe ser más simple mientras que la divulgación científica requiere una lectura más compleja. ¿Cómo te llevás con estas ideas?

No coincido con ninguna. Creo que nuestros jóvenes, incluso nuestros niños y niñas, son capaces de leer cualquier tipo de texto y no se los hago fácil a propósito (risas). Y, con respecto a la comunicación científica, yo he dejado de usar la palabra “divulgación” para quitar cualquier resquicio de interpretación de dirigirse a un “vulgo”. Creo que tenemos que desterrar eso y utilizar “comunicación” que es algo que nos pone a la par y que implica un ida y vuelta, que es lo que yo busco con chicos y grandes. Incluso, últimamente, estoy pensando en catalogar los libros de la colección ¿Querés saber? como obras de comunicación para primeros lectores científicos, porque hay muchas personas grandes que me dicen que lo leyeron y aprendieron un montón.

Al momento de escribir ¿elegís que siempre se crucen la literatura y la ciencia?

No en todos los casos. Se dio de modo buscado, deseado, en Lo que guarda un caracol y en La desobediente. También en La sombra del jacarandá, mi última novela. En La desobediente al ser una intertextualidad buscada, yo quería, de algún modo, homenajear a Mary Shelly, dando lugar a preguntas de mi yo lectora adolescente que es la primera aproximación a Frankenstein. Y ahí fue una búsqueda concreta, porque una de mis preguntas de partida era ¿Qué hubiera pasado si a la criatura la cuidaba una mujer? Entonces, me puse a investigar un montón sobre las historias de las primeras mujeres que quisieron estudiar antes de que el sistema lo permitiera y eso iba tomando forma a medida que también lo hacía mi personaje.

Tus libros se leen mucho en las escuelas ¿eso fue algo buscado?

Desde el comienzo, fue una búsqueda; por eso, cuando escribo, primero lo presento en editoriales que publican para jóvenes y, si me lo rechazan, pregunto por qué, si es algo menor o si se puede conversar. A mí me interesa mucho ser leída en esas instancias de formación lectora. Me parece que puedo aportar alguna pregunta para que se siga leyendo y se genere algún lazo emocional con los libros.

Leé la nota completa en www.ctys.com.ar