“El cambio climático afecta con mayor severidad a sectores vulnerables, como mujeres y otras identidades”, advierten investigadoras del CONICET

Dos investigadoras reflexionan sobre los impactos del cambio climático en mujeres, niñas y diversidades. Aseguran que estos grupos son los más propensos a sufrir las consecuencias del calentamiento global y el acceso al agua.

Para un sector cada vez más importante de la ciencia, los impactos ambientales -y, en particular, los impactos sobre el agua- no son neutrales en relación al género. En tiempos en que el cambio climático exige acciones urgentes, Natalia Pessacg y Ana Liberoff, investigadoras del CONICET e integrantes del proyecto “Un río, todas las aguas”, afirman que las mujeres y disidencias son los grupos más vulnerables a los riesgos hidroclimáticos como inundaciones, sequías y escasez de agua potable, entre otros.

Con base en el Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET), las expertas, en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM, aportan una mirada comprometida con aportar soluciones desde la ciencia para lograr la equidad de género, al tiempo que analizan las condiciones climáticas y ambientales en la región patagónica.

¿Cómo afecta el cambio climático a las mujeres y niños?

Natalia Pessacg y Ana Liberoff:
El cambio climático, visto desde la perspectiva de género, evidencia que la vulnerabilidad frente a este fenómeno no es neutral al género. Los impactos del cambio climático exacerban las diferencias y discriminaciones presentes en la actualidad y afectan con mayor severidad a sectores vulnerables y a mujeres y otras identidades. Uno de los factores más claros de vulnerabilidad relacionado con el género es el vinculado a los impactos de desastres: durante la ocurrencia de catástrofes, como inundaciones, son las mujeres y niñas las que tienen muchas más probabilidades de morir, debido a los roles que le son asignados culturalmente, que incluyen el cuidado de personas y su permanencia en el ámbito doméstico. Estos roles culturales involucran también tareas de alimentación e higiene, afectadas directamente por las problemáticas del agua y relacionadas íntimamente con las problemáticas de salud. Por lo que los impactos del cambio climático sobre la disponibilidad y el acceso al agua también son diferenciales respecto del género. En Argentina no hay muchos estudios que aborden esta temática. Es indispensable comenzar desde la construcción de datos que permitan cuantificar este tipo de problemáticas y el impacto diferencial del cambio climático.

¿Cuáles son los impactos del cambio climático que registraron en la Patagonia, su región de estudio?

N.P. y A.L.:
En Patagonia en particular se ha registrado un aumento de temperatura superior un grado centígrado, muy marcado desde 1950 hasta el presente. Es mayor a lo detectado, por ejemplo, en otras regiones del país. Respecto a la precipitación, las observaciones muestran tendencias negativas en el norte de los Andes patagónicos. Desde 1960, se registra un aumento de la temperatura del aire y una disminución de precipitación que conlleva a una disminución de caudal en las nacientes de los ríos del norte de Patagonia. Estas tendencias continuarán en el futuro. En particular, la cantidad anual de agua del Río Chubut, según nuestras estimaciones, alcanzará reducciones del orden del 40 por ciento hacia fines de siglo.  La disminución de la cantidad de agua disponible en el río conduce a un deterioro de la calidad de la misma, en particular en zonas con un uso intensivo, como agricultura, ganadería y zonas urbanas. Por otro lado, desde 1960 se registra un aumento en la frecuencia de las lluvias extremas en la cuenca inferior del Río Chubut. La magnitud y frecuencia de estos eventos extremos continuará aumentando en el futuro. Las lluvias extremas en el Valle Inferior del Río Chubut generan severas problemáticas en la disponibilidad y calidad del agua en la región.

Ana Liberoff y Natalia Pessacg, investigadoras del CONICET e integrantes del proyecto “Un río, todas las aguas”. Fuente imagen: gentileza investigadoras.

¿Por qué decidieron incluir la perspectiva de género y diversidad en sus investigaciones científico-académicas?

N.P. y A.L.:
El disparador, sin dudas, fue que, como investigadoras, nos encontramos que, en cada reunión, charla o taller que brindamos o asistimos relacionados con temas de agua, los interlocutores son, en su gran mayoría, varones. Pero, en el camino, surgieron muchos más motivos, ya que las problemáticas del agua impactan de manera diferencial en varones, mujeres y otras identidades. Nosotras, como mujeres, tomamos, usamos y estudiamos el agua. Por ende, tenemos derecho de decidir por nuestro presente y futuro.  Asimismo, la tenencia de la tierra es muy desigual y la mayoría son propiedad de varones, sumado a que prácticamente no hay mujeres en los puestos de toma de decisión. Consideramos como otro motivo que las mujeres tenemos voces, conocimientos, problemáticas y experiencias asociadas al agua que son necesarias escuchar, visibilizar e incorporar, y que, como la historia fue escrita por varones, no representa ni relata las experiencias de las mujeres.

¿Qué acciones se deben tomar para garantizar a mujeres y niños una mayor equidad en el futuro sobre los impactos del calentamiento global?

N.P. y A.L.:
Toda acción que tienda a disminuir la desigualdad de género en la actualidad generará herramientas para una mejor adaptación a los cambios debidos al cambio climático. Es indispensable garantizar el acceso al agua potable y al saneamiento, a la vivienda digna, a la tierra, a la educación.  Una de las grandes falencias actuales es la disponibilidad de información, como censos, encuestas abiertas y públicas, que permita entender en más detalle qué espacios y roles ocupan las mujeres y las niñas en relación al uso de la tierra y al agua. Esto es indispensable para delinear políticas públicas y adaptarse a los cambios que ya están sucediendo.

En sus experiencias de campo, ¿cómo fue relacionarse con mujeres locales y de comunidades que son afectadas de forma directa?

N.P. y A.L.:
Estamos convencidas de que el conocimiento no está en la ciencia únicamente como disciplina, sino que también está en múltiples lugares y formas, en las experiencias, en las vivencias, en los relatos. Por este motivo, relacionarnos con mujeres de la zona enriqueció nuestras investigaciones y nos permitió escuchar, conocer y visibilizar percepciones y relaciones de otras mujeres con el agua. Hemos descubierto un mundo “paralelo”, un mundo lleno de sensibilidad, de historias, de conocimiento, de contacto estrecho con el ambiente, que muchas veces aparece contrapuesto a los espacios de discusión y decisión a nivel gubernamental. Entendimos que es indispensable e indisociable tratar de entender a quienes afecta y de qué manera afecta el cambio climático, además de estudiar procesos climáticos y biológicos.