Dolor: falleció el Padre “Bachi”, el cura de los barrios matanceros

Estaba internado en la Clínica San Camilo tras ser diagnosticado con coronavirus. Basilicio “Bachi” Brítez conversó por última vez con El1 el pasado 21 de junio. Allí contó que era considerado paciente de riesgo, puesto que tenía diabetes, presión alta y problemas en los riñones. “Es el partido que yo decidí jugar, que fue estar del lado de la gente, acompañándola en estos momentos tan particulares, y no estar en la comodidad de mi casa”, dijo durante la última entrevista. Vivió con pasión su voluntad.

Luego más de dos meses de estar internado, luchando contra el COVID -19 y contra diferentes virus intrahospitalarios, debido a su delicada salud, falleció el Padre “Bachi”. Estaba internado en la Clínica San Camilo. Lejos de frenar y fiel a su estilo, siguió conectado hasta que ya no pudo. Inclusive, brindó una misa, desde la clínica, de manera virtual. Dolor en la comunidad matancera.

“Bachi” tenía la particularidad de poder tejer puentes con cualquiera, hasta con el más agnóstico. Era uno más en las barriadas, en las rondas de mates o tereré durante las movilizaciones, en los pedidos de justicia por algún pibe que se llevaron las fuerzas represivas. Y cuando menos se lo esperaba, llegaba una palabra que nada tenía que ver con la bajada de línea. Una palabra que tenía que ver con la empatía, con aquello que el otro necesita escuchar para sentirse menos solo.

“Estoy bien y tranquilo porque estoy recibiendo un montón de mensajes muy lindos por parte de la gente y, en realidad, de estas cosas uno sale fortalecido, es una prueba más que me pone Dios y no dejará de ser su voluntad”, le contó a este medio durante la última entrevista.

El hecho de haberse contagiado, había dicho, estaba íntimamente vinculado a la opción que escogió seguir desde hace años. Un camino para nada sencillo. “Es el partido que yo decidí jugar, que fue estar del lado de la gente, acompañándola en estos momentos tan particulares, y no estar en la comodidad de mi casa. Pero, bueno, la voluntad de Dios es que, en estos momentos, yo esté en el banco de suplentes”, reflexionó en aquella ocasión. Hoy, La Matanza es un lugar un poco más triste. 

Una vida dedicada a los pobres

El domingo 21 de junio, el padre Basilico“Bachi” Britez comunicaba que había recibido la confirmación de que teníacoronavirus. “El día viernes (fue el hisopado) y hoy me dieron el resultadoque, por cierto, fue positivo”, le dijo a El1Digital ese día. Sin perder su característico buen humor, ese que hacía que siempre las charlas con él fueran afables y cálidas, se mostraba optimista. “Estoy bien”, había resaltado. 

La noticia conmocionó al barrio Almafuerte,donde Bachi vivió y predicó casi toda su vida. El sacerdote, que en ese momentotenía 51 años -cumplió 52 estando internado-, trabajó en la Iglesia “San RoqueGonzález y Mártires” de la ex Villa Palito por más de 40 años. Su casa, estabaal lado de su templo, en el corazón de uno de los barrios populares más grandese icónicos de La Matanza. En 2011, en una entrevista a este medio, expresabaque “el hecho de vivir en una villa le exige, al sacerdote, una entrega total”. “Aquí, todo es máscuerpo a cuerpo. El cura interviene en todo: por las tierras, por la luz y porel agua. Uno se compromete, pero solo intenta cumplir una tarea de organizador,para que sea la propia gente la que asuma el compromiso del cambio”, contaba enaquella oportunidad.

Bachi, cura villero por destino y elección,nació en Paraguay -de allí su amor por la Virgen de Caacupé, patrona de sutierra natal- y, de muy pequeño, llegó a la Argentina y se afincó en una villa,pero del Bajo Belgrano. Al poco tiempo, se trasladó a Villa Palito, cuando sufamilia fue desalojada de la Ciudad por la última dictadura militar.Esos primeros años, marcaron a fuego su sacerdocio y, también, su opción por ladefensa de los más desfavorecidos, le llevó el reconocimiento de toda lacomunidad eclesiástica y, además, de gran parte del pueblo matancero. Su nombrefue sinónimo de esperanza, organización y solidaridad. Desde aquel entonces,solo dejó Palito para ingresar al seminario. Un tiempo después, volvió a suhogar, ya convertido en sacerdote, para inaugurar la parroquia que, por aquelentonces, se estaba levantando en la villa. “Me recibieron con mucha alegría.Hubo mucha gente contenta, porque veían llegar a un hijo”, recordaba.

 Además de su irrenunciable advocación porel barrio Almafuerte, Bachi siempre apoyó y dio voz a las problemáticas de losmás pobres del distrito e, incluso, fue una de las caras visibles de la luchapor la urbanización de, entre otras villas, el barrio Puerta de Hierro. “Lotrágico de todo esto es tener que pensar que eso tiene que ser obra de unmilagro. Y en realidad, es un acto de justicia, la deuda que hay que saldar”,le había dicho a Radio Universidad en 2017, luego del mensaje que el PapaFrancisco envió a la parroquia San José, de San Justo, donde instó a trabajar paraque "se urbanicen las villas en La Matanza”.

Francisco I nunca se olvidó de Bachi, aquien conoció en sus años de trabajo en la Iglesia Católica Argentina, cuandocomo Jorge Bergoglio llegó a ocupar el cargo de Arzobispo de Buenos Aires. Tales así, que, el jueves 16 de julio, el Papa en persona se comunicó con la madresuperiora a cargo de la Clínica San Camilo del barrio porteño de Caballito, sorCatalina Osella, para conocer su estado de salud, de manera directa, y desde ellugar en el cual Bachi estuvo internado desde el 21 de junio.Una semana antes, el Sumo Pontífice había enviado un mensaje de apoyo para loscuras que contrajeron el coronavirus, en el cual refirió especialmente a Bachi,a quien definió como “el pionero de Villa Palito”.

 Todos los que lo conocieron, siemprerescataron esa virtud en Bachi. “Es un padre, por su modo de ser y de vivir. Esun ejemplo para muchos curas jóvenes. Es el testimonio de un cura villero queelige compartir su vida con su pueblo más pobre”, describió a Radio Universidadel padre Nicolás “Tano” Angelotti, luego de que se conociera la noticia sobrela infección del sacerdote.“Es importante visibilizar el amor que la comunidad le tiene a este cura queandaba entre comedores, sacando chicos de la calle en medio de la pandemia ybuscando la vuelta para ver cómo podía mejorar la vida de la gente”, habíadescrito.

 Su vida siempre estuvo destinada hacia laentrega. “Los sacerdotes estamos si hay un enfermo, si se necesitan remedios,si se necesita ropa y hasta si se pelearon los esposos. La tarea no es,solamente, la misa y los sacramentos, sino que se busca tener gestos cristianosen todo lo que tienen que ver con la vida de las personas: en lo espiritual y,en lo material, también”; así reflexionaba sobre su rol, en aquella entrevista,donde también planteaba sus principales preocupaciones: “creo que la droga esel gran flagelo”. “No sé si se va a erradicar, pero nosotros queremos, desdeaquí, ofrecer un espacio para que los pibes tengan la oportunidad de salir deese infierno”, había contado.

“Siempre me ha motivado la vida de entregay coraje que llevó Carlos Mugica”, le había confiado Bachi a El1 Digital. Tantoes así, que el lema que escogió para su ordenación la obtuvo de una oración delsacerdote asesinado por la Triple A: “Señor, sueño con morir por ellos, ayúdamea vivir para ellos”. “Mugica sabía que tenía que entregar la vida por el pobrey nunca renunció a ese llamado. Somos muchos los que lo admiramos y lo queremosseguir”, había expresado. El padre Tano, ratificó que esas palabras, no eranmás que la verdad de cómo Bachi vivió su vida: “Se siente mucho el amor que lagente le tiene en distintos lugares de La Matanza, porque es un cura que da lavida por los demás”.