Leonardo Oyola: “El narrador de ficción nunca debe juzgar”

A diez años de su primera edición, el escritor matancero lanzó la primera edición nacional de "Chamamé", su novela policial que ya es un éxito en librerías.

Aunque su corazón siga latiendo en La Matanza, la repercusión de su vuelta a las librerías le impide abandonar la urbe porteña. Al borde de caer en el lugar común de un guión, el encuentro es en El Coleccionista, un bar notable de Caballito, con vista a la feria de libros de Parque Rivadavia, donde toman café señores entrados en canas y suena un tango como ring tone de algún celular. Allí, Leonardo Oyola recibió a El1 para charlar sobre la primera edición nacional de Chamamé, la novela que, diez años después de su presentación, es un éxito entre los lectores. “Publicarla acá era un asignatura pendiente porque, con todo lo que ocurrió con la peli y con la serie Nafta Súper, muchos fueron a buscar mis libros anteriores y Chamamé era el más deseado, por la historia y porque no se conseguía. Hubo quienes lo mandaban a traer de España y salía carísimo”, reconoce Oyola y remarca que, así como en la historia del “Pini” y su banda de súper héroes del Conurbano, “el lector va a encontrar referencias a La Matanza, con un dejavú de bailes, calles y elementos locales”.

A la hora de analizar la temática y los personajes que suele abordar, el autor asegura que el narrador de ficción nunca debe juzgar a los personajes, ni hacer “bajada de línea” y subraya: “Lo que más me interesa, aún haciendo género y bordeando los estereotipos de forma consciente, tanto de las situaciones como de los protagonistas, es poder humanizarlos, tener una vivencia de ellos”.

Con las raíces claras
Cuando Oyola analiza su carrera, está convencido de que fue casual “hacer sido el primero de los autores matanceros al que le dieron un poco más importancia”. “Me parece que uno no se tiene que olvidar de los orígenes y de dónde viene. Todo lo que soy ahora está solventado en laburo y, por eso, si bien yo sé que vivo y necesito de la editorial grande, también trato de dar una mano a las independientes que apuestan a uno”, explica el escritor nacido y criado en Isidro Casanova, hincha de Almirante Brown.

“Lo principal es escribir el libro sin pensar que te va a dar. Volverme a encontrar con el texto de Chamamé, diez años después, me hizo muy feliz porque me di cuenta de todo lo que trabajé y que no me apuré, ya que no le cambiaría nada”, reflexiona y agrega: “Lo que quiero es seguir así, en paz y en cero con las cuentas, aunque llegue justito a fin de mes (risas). Hasta ahora, me funciona ir caminando peldaño a peldaño”.

Antología de colección
Nunca corrí, siempre cobré, editado por Evaristo Cultural, es un compilado de columnas, relatos y anécdotas que Oyola publicó en diarios nacionales, de España y Uruguay. “Esos textos más autobiográficos se los dí a unos ex alumnos que tienen una editorial independiente para que aprovechemos la repercusión que había tenido Kryptonita y ellos le dieron un orden cronológico, que yo no había pensado cuando fui escribiendo”, explica el autor y detalla: “El libro empieza con un relato de iniciación y termina con un texto inédito que escribí al mes de la muerte de mi maestro Alberto Laiseca, fallecido en diciembre del 2016. Yo estaba paralizado por el dolor, hasta que una noche soñé con él y le escribí”.

Una historia de amistad y traición
Chamamé fue editado en 2007 en España, donde ganó el Premio Dashiell Hammett al Mejor policial en la Semana Negra de Gijón. Cuenta la historia de El Perro y El Pastor, dos criminales que se batirán a duelo por un ajuste de cuentas. Oyola detalla: “Son piratas del asfalto que eran como hermanos y, al estar privados de su libertad, se convirten al evangelismo. El Pastor le “mejicanea” un botín para construir una iglesia en Brasil o en Paraguay y El Perro, que es el narrador de la novela, lo persigue para agarrarlo antes de que llegue a la Triple frontera”.

Cuenta pendiente
El escritor matancero reconoce que todavía le queda pendiente terminar Ultratumba, una novela que viene escribiendo hace años. “Como por suerte le está yendo muy bien a Chamamé, ahora estoy girando por el interior y en agosto espero poder retomar para terminarla, ya que quiero que salga el año que viene, estoy cerrándola”. “Transcurre en una unidad penitenciaria femenina, es bastante oscura y, con todo lo que pasó con Kryptonita, que fue un mundo muy alegre, me costó adentrarme en momentos de mayor introspección”, concluyó.